Arqueólogos italianos desentierran el templo solar de un faraón egipcio de hace 4.400 años sumergidos entre el río Nilo y el desierto
El templo solar del faraón Nyuserra, descubierto en Egipto, aporta nueva información sobre la V dinastía y el desarrollo del culto al dios Ra.
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Egipto vuelve a ampliar su registro arqueológico con el hallazgo de uno de los templos solares más relevantes del Imperio Antiguo. En la necrópolis de Abusir, a unos 20 kilómetros al sur de El Cairo, una misión italo-egipcia localizó y excavó el templo solar del faraón Nyuserra-Iny, monarca de la V dinastía. El complejo data de hace aproximadamente 4.400 años y se conserva en un estado que permite examinar su diseño original y su función religiosa.
El descubrimiento adquiere especial relevancia debido a la escasez de templos solares identificados hasta el presente. Aunque las fuentes históricas indican que varios faraones de la V dinastía mandaron levantar este tipo de edificaciones, solo dos habían sido confirmadas con certeza. El templo de Nyuserra, situado en Abu Ghurab, se incorpora a este conjunto limitado y ofrece información directa sobre una etapa marcada por la consolidación del culto al dios Ra.

Excavaciones revelan la estructura del templo solar de Nyuserra en la necrópolis de Abusir. Foto:Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto
Un complejo monumental oculto por siglos y revelado por la arqueología moderna
El templo permaneció cubierto durante siglos por sedimentos del Nilo, circunstancia que dificultó su excavación desde su identificación inicial en 1901 por el egiptólogo Ludwig Borchardt. Las condiciones del terreno impidieron los trabajos hasta 2025, cuando el equipo dirigido por Massimiliano Nuzzolo, de la Universidad de Turín, y Rosanna Pirelli, de la Universidad de Nápoles, logró recuperar más de la mitad de la estructura. El complejo ocupa una superficie superior a los 1.000 metros cuadrados y destaca entre las construcciones monumentales de Abusir.
Los restos arquitectónicos incluyen una entrada principal con columnas de granito y piedra caliza, junto con el pavimento original. El acceso conduce a un pórtico con un umbral decorado mediante jeroglíficos que registran un calendario de festividades religiosas. También se documentó un corredor ceremonial que enlaza la entrada con una calzada ritual, además de una rampa que habría conectado el recinto con el Nilo o uno de sus brazos, elemento clave para las procesiones fluviales asociadas al culto solar.
Entre los materiales recuperados figura un dintel de piedra con inscripciones jeroglíficas que mencionan el nombre de Nyuserra y enumeran celebraciones dedicadas a Ra. El conjunto arqueológico incorpora relieves de piedra caliza de gran calidad, cerámica fechada entre el Reino Antiguo y el Reino Medio, y dos piezas de madera pertenecientes al juego de mesa Senet. Estos objetos aportan referencias directas a las prácticas religiosas y a actividades recreativas desarrolladas dentro del recinto.

Detalle de relieves y restos arquitectónicos hallados en el templo solar del faraón Nyuserra. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto
¿Cómo fue reutilizado el templo solar de Nyuserra tras el fin de su función religiosa y qué cambios sociales revela esa transformación?
Las investigaciones también revelaron una segunda etapa en la historia del templo, posterior a su uso como centro de culto real. Tras el abandono de su función original, el recinto fue transformado en un pequeño asentamiento residencial durante el Primer Periodo Intermedio. Esta reutilización quedó reflejada en modificaciones estructurales y en la presencia de materiales asociados a la vida doméstica.
Según explicó Rosanna Pirelli, esta transformación muestra la adaptación de antiguos espacios sagrados a nuevas necesidades de las comunidades locales. A medida que la autoridad central perdió fuerza, los templos dejaron de funcionar como ámbitos exclusivos del poder faraónico. El antiguo recinto solar pasó a integrarse en la vida cotidiana, con una convivencia entre usos religiosos previos y actividades comunes.
El hallazgo aporta así información sobre los cambios sociales y políticos posteriores a la V dinastía, sin desligarse de su significado religioso original. Además, revaloriza el papel de los templos solares, estructuras que quedaron en segundo plano frente a las pirámides. Estos espacios, orientados hacia el este y vinculados simbólicamente con el Nilo, formaron parte esencial del paisaje ritual del Egipto antiguo y continúan bajo estudio en futuras campañas arqueológicas.





















