Perú asegura su sabor y biodiversidad: los ajíes nativos se conservarán en la bóveda de semillas más segura del mundo
La iniciativa, impulsada por el INIA con el apoyo de instituciones internacionales, busca preservar la diversidad genética agrícola, que son símbolos de identidad y riqueza cultural peruana.
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Perú ha dado un gran paso en la protección de su patrimonio agrícola y cultural. Las semillas de ajíes nativos, símbolo del sabor y la identidad nacional, fueron enviadas por primera vez a la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, en Noruega, conocida como el “Arca de Semillas del mundo”. Este depósito, construido en una isla del Ártico, garantiza que la diversidad genética de los cultivos del planeta se preserve incluso frente a futuros desastres naturales o crisis globales.
La iniciativa fue liderada por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), a través del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), con el apoyo del Nordic Genetic Resource Center (NordGen), organismo internacional encargado de custodiar los recursos genéticos enviados por diferentes países. Gracias a este esfuerzo conjunto, 25 muestras de ajíes peruanos del género Capsicum quedarán protegidas en las condiciones más seguras del planeta, a más de 130 metros dentro de una montaña cubierta de hielo eterno.

Fueron enviadas 25 muestras pertenecientes a cuatro especies de ají. Foto: Midagri
El valor del ají peruano para el mundo
Detrás del aroma, color y picor del ají peruano hay una historia que va mucho más allá de la gastronomía. Estas variedades, cultivadas por comunidades desde hace miles de años, forman parte de un legado biológico y cultural que hoy el país se empeña en conservar.
“La colección de ajíes para nosotros es muy importante, dado que lo consumimos diariamente en nuestra dieta, es parte de nuestra identidad por su valor nutricional y su rol gastronómico y cultural”, explica la Dra. Dina Gutiérrez Reynoso, directora general de la Dirección de Recursos Genéticos y Biotecnología del INIA en una entrevista para La República.

Los ajíes peruanos se preservarán junto a 1.3 millones de muestras de semillas provenientes de casi todos los países del mundo. Foto: Midagri
Los ajíes peruanos representan una enorme diversidad. Existen decenas de variedades que se diferencian por su forma, color, grado de picor y adaptación a diversos climas. En la colección nacional, el INIA conserva más de 400 accesiones —o muestras genéticas— de ajíes, que van desde el intenso charapita amazónico hasta el tradicional arnaucho de la costa norte. Cada una es una muestra viva del ingenio de los agricultores que, generación tras generación, han sabido domesticar y preservar estas especies.
Protegiendo la diversidad y la identidad peruana
El resguardo de los ajíes nativos en la bóveda de Noruega forman parte de un trabajo sostenido del INIA para proteger los recursos genéticos del país. El Banco de Germoplasma del INIA se encarga de conservar más de 17,000 accesiones de semillas pertenecientes a 56 cultivos diferentes, desde granos andinos hasta frutales nativos.

Se enviaron semillas de ajíes amarillos, panca, charapita, pimientos y otras variedades. Foto: Midagri
De toda la colección se evalúan las variedades que prometen atender una demanda del sector agrario. Por ejemplo, en el caso de los ajíes, algunos predominan y son más demandados en el mercado. Sin embargo, los demás tipos tienen que protegerse. Estos pueden tener algunos genes o atributos que más adelante puedan ser utilizados para adaptación. Pueden tener alguna característica como la tolerancia al clima, resistencias a las plagas y algunas enfermedades.
“Como INIA tenemos la misión de preservar, conservar y caracterizar los recursos genéticos de la agrobiodiversidad”, explica la Dra. Gutiérrez. “A veces, dentro de esas colecciones hay accesiones que no son comercialmente conocidas, pero que poseen genes de resistencia o tolerancia al clima que podrían ser vitales en el futuro”.
Los bancos del INIA se encuentran distribuidos en 22 Estaciones Experimentales Agrarias estratégicamente localizadas en la costa, sierra y selva del Perú. Su labor servirá para el desarrollo de diversas investigaciones en diferentes disciplinas científicas como la taxonomía (clasificación de organismos vivos), diversidad, mejoramiento genético, así como en la generación de nuevas variedades que puedan llegar al agricultor y al consumidor peruano y extranjero.
La FAO considera la colección del Banco de Germoplasma como una de las más diversas del planeta: más de 1,300 tipos de quinua, 388 de kiwicha, 253 de cañihua y 1,000 de tarwi. También se cuidan frutales nativos, cacao, algodón de colores y raíces andinas, verdaderas joyas del campo peruano.
¿Cómo fue el proceso de selección y envío al Ártico?
El envío de las semillas a la Bóveda Global de Svalbard no fue un simple traslado. Se trató de un proceso altamente técnico, con protocolos internacionales estrictos que aseguran que las muestras lleguen en condiciones óptimas para su conservación.
Según explicó la Dra. Gutiérrez, la selección se realizó aprovechando un proceso interno de “refrescamiento” de las semillas almacenadas en el Banco del INIA. “Aprovechando que estábamos en el proceso de refrescamiento de las semillas, se tomó la decisión en este proceso y realizamos todo el protocolo para poder hacer el primer depósito en esta Bóveda Global de Semillas”.

El Banco Mundial de Semillas de Svalbard se encuentra a unos 130 metros sobre el nivel del mar dentro de una montaña. Foto: Crop Trust
Según la experta, la Bóveda de Svalbard presenta ciertos requisitos en cuanto a las semillas que van a ser almacenadas o depositadas. Para ello se selecciona un número de semillas que tengan ciertas cualidades de calidad. El tamaño y algunos parámetros con humedad, humedad relativa y otros aspectos relacionados con la conservación de semillas. Basándose en ello, fue que se seleccionaron 25 variedades de especies de la colección de capsicum.
Las 25 muestras enviadas pertenecen a cuatro especies del género Capsicum: Chinense, frutescens, baccatum y annuum. Estas fueron cuidadosamente analizadas según parámetros de tamaño, humedad y pureza genética. Luego, con el apoyo del Nordic Genetic Resource Center (NordGen), las semillas fueron transportadas al archipiélago de Svalbard, donde permanecerán selladas en cápsulas metálicas a temperaturas bajo cero.
“El depósito que hoy realizamos simboliza una visión de futuro: proteger nuestras semillas es proteger la vida, la identidad y la alimentación del mañana. Nuestros ajíes estarán a salvo incluso frente a los mayores desastres. Gracias a este paso, el sabor del Perú nunca se perderá”, destacó Jorge Ganoza Roncal, presidente ejecutivo del INIA, al referirse a la importancia de proteger las semillas que sustentan nuestra alimentación.
La bóveda, ubicada a 1,300 kilómetros del Polo Norte, fue construida para resistir terremotos, erupciones volcánicas e incluso la radiación solar. Gracias al frío natural del permafrost, las semillas pueden conservarse durante siglos sin necesidad de electricidad. Allí reposan más de 1.3 millones de muestras de semillas de todo el mundo, y ahora el Perú suma su propio aporte al patrimonio agrícola de la humanidad.
Un legado que mira al futuro
Este primer envío de ajíes nativos marca el inicio de una nueva etapa en la conservación de los recursos genéticos peruanos. El INIA ya prepara futuros depósitos de otras especies clave para la seguridad alimentaria. "Estamos considerando para los próximos envíos, por ejemplo, semillas de quinoa, kiwicha, tarwi, algodón, cucurbitáceas, entre otros", indica Gutiérrez.
“Este primer depósito es un hito estratégico que sienta las bases para futuros envíos de otras especies agrícolas de alto valor”, destaca la Dra. “Es el resultado del trabajo de todo un equipo técnico, desde los que manejan las colecciones en las estaciones experimentales hasta quienes procesan las muestras para cumplir los requisitos internacionales”, agregó
La papa también está presente en la Gran Boveda de Noruega. "Anteriormente, ha habido depósitos realizados por el Centro Internacional de la Papa, que incluye, digamos, cultivos como semillas de papa nativa. También tienen camote, maca y otras dos especies más de raíces y tubérculos. También la Universidad Nacional Agraria La Molina ha depositado semillas de maíz", explica la bióloga.
Con este paso, el Perú reafirma su liderazgo como uno de los países con mayor biodiversidad agrícola del planeta. Proteger sus semillas es también proteger su historia, su cultura y el futuro de su alimentación. En un mundo amenazado por el cambio climático y la pérdida de especies, los pequeños ajíes que hoy descansan bajo el hielo ártico representan algo más que un logro científico: son una promesa de vida y continuidad.


















