Los 5.200 agujeros de Monte Sierpe, un quipu tallado en lo alto de los Andes peruanos
El trabajo arqueológico desarrollado en el Valle de Pisco logró descifrar la función real de un sitio que durante casi un siglo fue un enigma.
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Durante décadas, un misterioso conjunto de más de 5.200 agujeros excavados en los Andes del Perú fue objeto de especulación, teorías sin mucho sustento e, incluso, explicaciones alienígenas. Ubicado en Monte Sierpe, en la región Ica, el enigma de la conocida "banda de agujeros", que se extienden por más de un kilómetro, por fin ha sido resuelto.
Un estudio internacional concluyó que los agujeros en el Monte Sierpe funcionó como un sistema de trueque para la cultura Chincha y luego por el Imperio Inca como parte de su sistema tributario y contabilidad. El hallazgo también fue destacado por National Geographic dentro los seis descubrimientos arqueológicos más asombrosos de 2025. La investigación contó con el apoyo del Instituto Peruano de Estudios Arqueológicos (IPEA) y el financiamiento de la University of South Florida, USA.
Henry Tantaleán, arqueólogo e investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, conversó con La República y brindó más detalles de este descubrimiento.
Un enigma arqueológico
Los agujeros del Monte Sierpe no son un descubrimiento reciente. Las primeras referencias documentadas datan de 1933, cuando la misión aérea estadounidense Shippee-Johnson fotografió por primera vez amplias zonas de la costa peruana. Sin embargo, durante años el sitio no fue estudiado debidamente.

Los agujeros en Monte Sierpe, en Perú, podrían haber albergado cultivos, bienes y tributos. Foto: C. Stanish/Antiquity
“Hasta nuestros trabajos, no se había dado un trabajo arqueológico, ni científico”, explicó Tantaleán. "Durante décadas, ha habido mucha especulación, mucha pseudociencia, incluso las típicas versiones alienígenas. Y claro, todo básicamente porque nunca se dio una investigación sistemática", agregó.
La falta de excavaciones detalladas y de análisis especializados hizo que el lugar fuera interpretado de múltiples formas: desde espacios rituales hasta sistemas de captación de agua o áreas ceremoniales, pero ninguna de esas hipótesis contaba con pruebas sólidas.
"Hace casi 6 años, el doctor Charles Stanish, (profesor de arqueología de la Universidad del Sur de Florida) y mi persona (Henry Tantaleán), veníamos trabajando en el valle Chincha, que es el valle vecino al Valle Pisco, donde está el Monte Sierpe. Nos interesamos justamente en visitar el sitio, además de tratar de darle una explicación científica", explicó el arqueólogo.
Los investigadores tomaron fotos de alta resolución con drones y recolectaron muestras de los mismos hoyos para su análisis microscópico. El resultado fue la presencia de una serie de especies botánicas, juncos para cestas y alimentos como el maíz.
Imágenes detallas en el Monte Sierpe
Uno de los aportes clave del estudio fue la posibilidad de observar Monte Sierpe desde el aire con un gran nivel de detalle. Las imágenes captadas por drones mostraron que los más de 5.200 agujeros no están distribuidos al azar, sino organizados en bloques y secciones que forman una larga “banda” de unos 1,5 kilómetros de extensión.

Los hoyos tienen entre 1 a 2 m de diámetro y 0,5 a 1 m de profundidad. Foto: C. Stanish
Ese orden llamó la atención de los investigadores. “La forma en la que están organizados responde, con casi toda seguridad, a un tipo de ordenamiento de los bienes que ingresaban a este espacio”, explicó Tantaleán. Según el arqueólogo, esta disposición refleja una planificación pensada para manejar grandes volúmenes de productos, principalmente artesanales.
A ello se sumaron los análisis microbotánicos realizados gracias a las muestras. Los investigadores estudiaron el polen de maíz recolectado, el cual no dispersa su polen a grandes distancias de forma natural, lo que sugiere que fue llevado allí por personas.
Todo apunta a que los agujeros alojaban cestas con productos, probablemente depositadas de manera periódica como parte de un sistema organizado de intercambio o tributación.
Un sistema de contabilidad tallado en el paisaje
Uno de los aspectos más llamativos del estudio es la relación entre Monte Sierpe y los quipus, los conocidos sistemas de cuerdas anudadas usados por los incas para llevar registros contabilidad. Al comparar la cantidad de hoyos por bloques con quipus hallados en la costa sur, los investigadores encontraron coincidencias en el uso de un sistema decimal.

Cerámica prehispánica del estilo Chincha encontrada en los interiores. Foto: C. Stanish
En la época de las incas existía un sistema decimal basado en las decenas. Y a partir de eso ellos contaban la cantidad de tributarios que tenían por cada región o localidad. Esto, inclusive, está señalado en las crónicas tempranas que recogieron los españoles cuando ellos llegaron.
“Los quipucamayoc eran especialistas encargados de la contabilidad del Estado, y usaban los quipus para contar personas, tributos y bienes”, indicó Tantaleán.
Según el arqueólogo, Monte Sierpe habría funcionado como una expresión material de esa misma lógica contable, pero aplicada directamente al territorio. “Si uno compara los quipus de la costa sur con Monte Sierpe, encuentra que son parte de la misma forma de contar”, afirmó.
Este sistema habría sido utilizado primero por la cultura preinca Chincha. Es decir, ya existía la tributación, luego fue adaptado por el Estado inca tras la conquista de la región en el siglo XV.
"En una escala masiva, no estamos hablando de pequeñas comunidades, sino de ciudades grandes, interconectadas por un sistema vial conocidas como Qhapag Ñan”, señaló Tantaleán.
Un punto clave en la red de caminos andinos
La ubicación de Monte Sierpe no fue una casualidad. El sitio se encuentra en la zona de Humay, justo donde la llanura costera comienza a dar paso a las primeras estribaciones andinas. Allí se unen antiguos caminos que conectaban la costa con la sierra y articulaban importantes centros administrativos.
Al norte se encuentra La Centinela, antigua capital de los Chincha y luego centro administrativo incaico. Hacia el interior del valle destaca Tambo Colorado, una de las principales ciudades incas de la región. Monte Sierpe está dentro de un sistema de sitios, caminos y zonas geográficas que permiten el traslado de personas y bienes.
Esa posición estratégica refuerza la idea de que el lugar funcionó como un nodo económico, donde se recibían, organizaban y redistribuían productos dentro de una red regional. Según los fechados disponibles, los hoyos habrían sido utilizados aproximadamente entre el año 1400 y 1532, es decir, hasta poco antes de la llegada de los españoles.
“Lo que sí es claro es que no hay ninguna ocupación de la época colonial temprana”, indicó Tantaleán. “No hay cerámica colonial ni referencias españolas tempranas. El sitio quedó abandonado”, agregó.
Un hallazgo destacado
Los descubrimientos en el Monte Sierpe fueron reconocidos por National Geographic como uno de los más importantes. Para Tantaleán, los incas siempre son un tema muy importante para la arqueología mundial.
A eso se suma el uso de tecnología de punta. “Se ha utilizado teledetección, microbotánica, análisis aéreos y fechados radiocarbónicos para explicar un fenómeno que nunca antes había sido tratado de manera científica”, explica.
“A nivel mundial no hay nada parecido. Es un sitio extraordinario por su dimensión y por la función específica que ahora podemos ubicar dentro de la historia profunda del antiguo Perú. Todos estos elementos hacen de este descubrimiento extraordinario y asombroso”, afirmó.
Con Monte Sierpe, la arqueología andina no solo resolvió un viejo enigma, sino que también mostró cómo el paisaje fue moldeado para cumplir funciones económicas complejas mucho antes de la llegada de los europeos. Un recordatorio de que, incluso en lugares observados durante décadas, aún quedan historias que marcan la vida del antiguo Perú y que están pendientes por contar.



















