En promedio, hasta 2 satélites caen cada día, y es un problema mayor de lo que parece
SpaceX opera más de 7.500 satélites Starlink, pero pierde hasta dos al día. Su caída constante plantea riesgos para la atmósfera y la seguridad en la Tierra.
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A veces se puede convertir en un espectáculo cuando SpaceX no logra desplegar algunos de sus satélites en órbita, lo que genera un evento luminoso de fragmentos en llamas volando por la atmósfera. Por ejemplo, esto pasó en 2022, cuando 49 satélites de Starlink tuvieron que ser desorbitados a la vez.
La causa fue una llamarada solar que alcanzó la Tierra en forma de viento solar, la cual afectó el campo electromagnético y su atmósfera. También se observó el lanzamiento de satélites Starlink en febrero. Algunos observadores pudieron ver uno o más satélites impactando en la atmósfera, donde se desintegraron.

Satélite de Starlink tras desintegrarse sobre el cielo de Europa en 2024. Foto: X
Cada día uno o dos satélites caen hacia la Tierra
La empresa de Elon Musk, probablemente desde entonces, no ha perdido de una sola vez una cantidad tan grande de satélites, pero algunos de ellos siguen dirigiéndose hacia la Tierra, ya sea por obsolescencia o por otros problemas. Aun así, en promedio, se pierde uno o dos cada día.

Una imagen de un vídeo que muestra la desintegración de Starlink 2382 el año pasado. Foto: X
La vida útil de los satélites de órbita baja, como Starlink, es de tan solo 5 a 7 años, dijo Jonathan McDowell, astrónomo del Instituto Smithsonian a EarthSky, y pronosticó que pronto habrá hasta cinco accidentes de satélites diarios.
La empresa SpaceX no es, y no será, la única. Otras compañías y países también están desarrollando sus propios sistemas de satélites, por lo que es de esperar que la cantidad de ellos desintegrándose en la atmósfera siga aumentando.
Los riesgos de los satélites
McDowell señala que otro gran problema es que, debido a la gran cantidad de satélites, algo podría salir mal en la órbita baja. Si esta zona llegara a estar demasiado congestionada, podría producirse el síndrome de Kessler. En ese caso, la colisión de varios satélites podría provocar una reacción en cadena que dejaría la atmósfera llena de escombros. Esto afectará a la astronomía y también impediría a los humanos acceder a ciertas partes del espacio.
El síndrome de Kessler se produce cuando la densidad de objetos en órbita baja terrestre es tan alta que las colisiones entre ellos provocan una cascada de desechos espaciales, cada uno de los cuales aumenta la probabilidad de nuevas colisiones.
Pero aún quedan dos problemas más. El primero es evidente: no todas las partes de los satélites se desintegran por completo en la atmósfera, y también aumenta la probabilidad de que alguno de esos restos caiga en una zona habitada, lo que podría causar daños a la infraestructura o herir a personas.
El segundo aspecto advierte que durante la desintegración de los satélites en la atmósfera podrían liberarse partículas finas de óxido de aluminio. Ya ahora, los científicos de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) han detectado en la estratosfera una concentración inesperada de partículas metálicas —como cobre, litio y aluminio— y de metales raros, como hafnio y niobio. Por el momento, no se sabe cuán peligrosas son, aunque podrían participar en reacciones químicas que destruyen la capa de ozono.
Pero los expertos añaden que es necesario esperar los resultados de futuras investigaciones. "Con todas las constelaciones desplegadas, esperamos unos 30.000 satélites de órbita baja (Starlink, Amazon Kuiper, otros) y quizás otros 20.000 satélites a 1.000 km de los sistemas chinos. Para los satélites de órbita baja, prevemos un ciclo de reemplazo de 5 años, lo que se traduce en cinco reentradas diarias. No está claro si China reducirá la órbita de los suyos o simplemente nos acelerará hacia el síndrome de Kessler de reacción en cadena", explicó McDowell.























