Científicos crean una prótesis ocular que devuelve la visión a personas con ceguera irreversible
Un implante de retina inalámbrico restaura la visión central en pacientes y les permite ver lo suficiente como para leer libros y distinguir señales.
- Cuenta regresiva para el cometa 3I/ATLAS: esto es lo que se sabe del visitante interestelar que se acerca a la Tierra
- Urano y Neptuno no son lo que parecen: científicos descubren qué se esconde bajo su color azul

En un gran avance para la medicina, científicos de la Escuela de Medicina de Standford han diseñado una prótesis ocular que logró devolver la visión a personas con ceguera irreversible. El dispositivo, que llevó dos décadas de desarrollo, fue probado con éxito en un ensayo con 38 pacientes que sufrían de atrofia geográfica, la fase final de una forma de degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
Los pacientes, todos mayores de 60 años, padecían esta enfermedad hasta ahora incurable que deteriora progresivamente la visión. Durante el ensayo clínico solo conservaban una limitada visión periférica. Tras un año de utilizar el dispositivo, bautizado como Prima, 27 de los 31 participantes recuperaron la capacidad de leer letras, números y palabras con el ojo que había perdido la vista. Los resultados están publicados en la revista New England Journal of Medicine.

Prima es un microchip inalámbrico que se implanta en la parte posterior del ojo. Foto: EFE/ Consorcio Science Corporation
PUEDES VER: Una rara estructura cayó en el desierto de Australia y los científicos intentan saber su naturaleza y origen

Un microchip implantado en el ojo
Prima está compuesta por dos partes. La primera es un microchip inalámbrico ultrafino, de apenas 2 por 2 milímetros, que se implanta en la parte posterior del ojo mediante una vitrectomía, un procedimiento en el que se extrae el gel vítreo —situado entre el cristalino y la retina— para insertar el chip bajo el centro de la retina del paciente.

Izquierda: Simulación de la visión de un paciente con degeneración macular. Derecha: Simulación de la visión de un paciente mejorada con la prótesis ocular. Foto: Laboratorio Palanker.
El segundo componente son unas gafas de realidad aumentada equipadas con una pequeña cámara, que captura imágenes del entorno y las proyecta en tiempo real, mediante luz infrarroja, sobre el microchip implantado en el ojo.
El chip, sensible a esa luz infrarroja, actúa como sustituto de los fotorreceptores naturales dañados por la enfermedad, transformando la señal luminosa en estímulos eléctricos que la retina puede transmitir al cerebro.
Solo necesita la luz para funcionar
El dispositivo es fotovoltaico y solo necesita luz para generar estímulos eléctricos, por lo que no necesita alimentación externa, como otras prótesis oculares, que requerían algún tipo de 'cable' que saliera del ojo. El diseño permite a los pacientes utilizar su visión periférica natural junto con la visión central, a través de la prótesis ocular, lo que les ayuda a orientarse y desplazarse.
"El hecho de que una persona vea simultáneamente con la visión protésica y la periférica es importante porque pueden fusionarlas y aprovechar al máximo la visión", señala uno de los autores, Daniel Palanker, investigador de oftalmología de la Universidad estadounidense de Stanford, en un comunicado.
Los pacientes recuperan la visión
Los participantes comenzaron a usar las gafas de realidad aumentada entre cuatro y cinco semanas después de la implantación del microchip en el ojo. Aunque algunos pudieron distinguir los patrones de inmediato, la agudeza visual de la mayoría mejoró tras meses de entrenamiento, algo similar a otros implantes desarrollados para recuperar la audición.
La mayoría de pacientes usan la prótesis en su vida cotidiana para leer libros, etiquetas de alimentos o señales callejeras o de transporte público. Las gafas permiten ajustar el contraste y el brillo y cuentan con un zoom para ampliar hasta 12 veces. Según los autores, dos tercios de los participantes han expresado una satisfacción media-alta con el dispositivo.
¿Y ahora qué sigue?
Por ahora, el implante Prima solo permite ver en blanco y negro, sin tonos intermedios, aunque los investigadores desarrollan un software que permitirá distinguir toda la gama de grises. «El primer deseo de los participantes es leer, pero el siguiente es el reconocimiento facial, y para ello necesitamos un software que reconozca los tonos grises», explicó Daniel Palanker.
El equipo también busca aumentar la resolución del chip, mejorar el diseño de las gafas y adaptar el dispositivo a otros tipos de ceguera causados por la pérdida de fotorreceptores. Este avance es el resultado de décadas de desarrollo, prototipos y ensayos con animales



















