Paleontólogos peruanos descubren que un animal marino vivió en lo que ahora es Cusco hace 470 millones de años
El fósil fue bautizado en honor de la hoja de coca y se trata de un ancestro de los pulpos y calamares que existió hace 470 millones de años, evidenciando la existencia de un antiguo lecho marino en Cusco.
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En una aislada zona de Cusco, donde actualmente prosperan los cultivos de coca y el río Apurímac atraviesa la selva, un grupo de científicos descubrió los restos fosilizados de un antiguo organismo marino. El ejemplar, clasificado como Bactroceras cocafolium, corresponde a un cefalópodo prehistórico que habitó la Tierra hace cerca de 470 millones de años y fue encontrado en formaciones rocosas de la provincia de La Convención.
El descubrimiento, divulgado en la revista Journal of Paleontology, demuestra que esta zona, hoy distante del océano, integraba el fondo marino del supercontinente Gondwana durante el período Ordovícico. El organismo, un antecesor remoto de los calamares, alcanzaba varios centímetros de longitud y poseía una concha recta y segmentada que le facilitaba flotar en aguas poco profundas. Se calcula que el fósil marino encontrado en Cusco tiene una antigüedad aproximada de 473 millones de años.

Vistas del fósil encontrado por el Ingemmet. Foto: Journal Paleontology
Un fósil nombrado en honor a la hoja de coca
El nombre científico otorgado al fósil, Bactroceras cocafolium, tiene una carga simbólica importante. “Coca” por la planta ancestral cultivada en la región y “folium”, que significa “hoja” en latín. El Ingeniero César Chacaltana, de la Dirección de Geología Regional del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (Ingemmet), explicó que la decisión busca rendir homenaje a los agricultores locales y a la importancia cultural y medicinal de la hoja de coca, considerada sagrada por los antiguos incas.

Detalles del cefalópodo encontrados en el valle del río Apurímac, Perú. Foto: Journal Paleontology
“Se decidió la hoja de coca puesto que es la hoja sagrada de los Incas y sus propiedades medicinales, símbolo tradicional de nuestra cultura andina que refleja la generosidad de nuestra naturaleza”, señaló Chacaltana, coautor del estudio junto al alemán Björn Kröger, del Museo de Historia Natural de Helsinki, y el español Juan Carlos Gutiérrez-Marco, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.
¿Qué otros fósiles se encontraron?
El cocafolium no fue el único hallazgo. Durante las investigaciones en los sectores de Pichari y Kimbiri, los expertos identificaron nuevos géneros y especies de braquiópodos, animales marinos similares a las almejas que habitaron en la misma era. Entre ellos destacan Apurimella, llamado así por el río Apurímac, y Nocturnellia ashaninka, en honor al pueblo indígena Asháninka que habita la zona.
Estos descubrimientos refuerzan la idea de que Cusco era mar en tiempos remotos. La fauna fósil de Sudamérica, especialmente la del Perú, aporta evidencia clave sobre la evolución de los ecosistemas marinos en Gondwana. La paleontología en Perú se consolida así como una fuente de información crucial sobre la biodiversidad prehistórica del continente.
Ingemmet y la protección de fósiles de Perú
El Ingemmet, entidad encargada de investigar y proteger el patrimonio geológico y paleontológico del país, ha incorporado estos especímenes a su colección oficial. Esta institución lidera la aplicación de la Ley N.° 31204, que establece la protección del patrimonio paleontológico nacional.
“Estamos comprometidos con el estudio riguroso de los fósiles y con su preservación para futuras generaciones”, declaró Chacaltana. La colección paleontológica del Ingemmet no solo es un archivo científico, sino también un recurso educativo que fortalece la identidad cultural del país.