Dillon Helbig, un estudiante de segundo grado que vive en Idaho, Estados Unidos, escribió sobre una aventura navideña en las páginas de un cuaderno de tapa roja y lo ilustró con lápices de colores. El menor contó su travesura y se volvió viral en YouTube.
Cuando lo terminó a mediados de diciembre, decidió que quería compartirlo con otras personas. Tanto, de hecho, que tramó un plan y esperó el momento justo para llevarlo a cabo.
Días después, durante una visita a la sucursal de Lake Hazel de la Biblioteca Comunitaria de Ada en Boise con su abuela, sostuvo el libro de 81 páginas contra su pecho y pasó junto a los bibliotecarios. Luego, sin que la ancianita lo supiera, Dillon deslizó el cuaderno de tapa roja en un estante de libros ilustrados para niños. Nadie lo vio hacerlo.
“Fue muy travieso”, dijo Dillon, de 8 años, sobre depositar el libro de forma encubierta sin permiso. Pero el resultado, agregó, es “muy bueno”.
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Más tarde le confesó a su madre, Susan Helbig, que dejó su libro sin ser detectado. Pero cuando regresaron unos dos días después, al lugar donde dejó, este no estaba. Helbig llamó a la biblioteca para preguntar si alguien había encontrado el cuaderno de Dillon y para pedir que no lo tiraran.
El gerente de la sucursal, Alex Hartman, dijo que estaba sorprendido por el movimiento audaz del pequeño. “Fue un acto furtivo”, dijo Hartman, riendo. Pero el libro de Dillon “era un artículo demasiado especial para que consideráramos deshacernos de él”.
Los bibliotecarios del personal que leyeron el cuaderno de tapa roja del menor estuvieron de acuerdo en que, por más informal y poco convencional que fuera, el libro cumplía con los criterios de selección para la colección en el sentido de que era una historia de alta calidad que era divertida de leer. Entonces, Hartman le pidió permiso a Helbig para colocar un código de barras en el libro y agregarlo formalmente a la colección de la biblioteca.
Los padres de Dillon dijeron “sí” con entusiasmo y el libro ahora forma parte de la sección de novelas gráficas para niños, adolescentes y adultos. La biblioteca incluso le otorgó al pequeño su primer Premio Whoodini al Mejor Novelista Joven, una categoría que se creó para él.