DICOTOMÍA. Arequipa es una ciudd que necesita de su campiña para vivir. Sin embargo, hay miles de familias que demandan una casa, pese a los candados para proteger el área verde. El tema es complejo y necesita de una mirada amplia., Arequipa tiene la obligación de mantener su campiña por dos razones. Son los únicos pulmones verdes que oxigenan un ambiente envenenado por la contaminación. Además en 2001, asumió un compromiso con la humanidad, conservar su binomio: arquitectura y campiña, declarado Patrimonio Cultural del Mundo, título conferido por Unesco. Sin embargo, la preservación de las áreas verdes colisiona con los proyectos inmobiliarios y una necesidad de vivienda que es real. En esta puja ya se encementaron más de 592 hectáreas de chacras, desde 2002 a 2015, datos proporcionados por el Instituto Municipal de Planeamiento (IMPLA). PUEDES VER: Los nexos ocultos de la supervisora de obras de Odebrecht en Perú Pese a los candados puestos para proteger el área verde hubo maneras de sacarle la vuelta a la ley. El modus operandi fue el mismo. El propietario del fundo agrícola hace secar los cultivos y hace creer que ahí ya no se puede cultivar. Entonces aparecen los inversionistas, compran el predio con la seguridad que habrá un cambio de uso. El nuevo Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM) aprobado el año pasado fue la llave. Varios de esos terrenos adquirieron categoría de uso especial que abre la posibilidad de construir manteniendo la zona verde. Así se levanta la Universidad Continental en José Luis Bustamante y Rivero, se quiere hacer lo mismo en terrenos de Carmen Alto en Cayma donde se edifica una iglesia y en las riberas del río Chili, tramo Vallecito. El último caso que salió a la luz fue el Fundo El Reintegro en Cerro Colorado destinado a un inmenso proyecto habitacional de la constructora Altozano. En el Plan Director del 2002-2015, consideraba esa zona como agrícola. En cambio, el PDM dio la posibilidad de otros usos. Recientemente, la Municipalidad de Arequipa autorizó para que en esa superficie de 33 mil metros cuadrados levanten 11 edificios de 20 pisos con más de 800 departamentos. Según el gerente general de Altozano, Alfredo Candela, invertirán 200 millones de soles, iniciativa que no es bienvenida por el alcalde de Cerro Colorado, Manuel Vera Paredes. Dice que la obra se hará sobre una zona agrícola. El gerente de Altozano señaló que adquirieron el terreno en 2011 porque según el plan de Cerro Colorado tenía reglamentación especial. Podían construir. El alcalde niega ese argumento pues en esa fecha estaba vigente el Plan Director, único documento que ordenaba la expansión de la ciudad. Sobre ello, Candela dice que tenían expectativa de que la situación del predio cambiaría. Por eso iniciaron trámites para los servicios básicos. Ese mismo año recibieron el visto bueno de Seal para conexiones eléctricas. En 2013, Sedapar les otorgó una resolución de factibilidad de ampliación de redes de agua y desagüe. ¿Por qué estaban tan seguros de que las condiciones cambiarían? Según Candela, los empresarios toman riesgos. PUGNAS ¿Qué es más importante? ¿La campiña o una vivienda? El presidente de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco) Arequipa, Lenie Carpio Chacón, sostiene que faltan 45 mil viviendas. La construcción dinamiza la economía regional, hoy en su peor momento. Carpio Chacón explica que hasta hace dos años existían 30 proyectos inmobiliarios. Esa cartera se redujo a 16 por falta de inversión y tramitología. Además del rechazo a Altozano, hay otros cuatro proyectos habitacionales suspendidos en Sachaca, Cerro Colorado, Hunter y José Luis Bustamante y Rivero. Contemplaban cinco mil casas. Para Carpio, la oposición de Vera Paredes configura como un abuso de autoridad. Si la inmobiliaria tramitó sus autorizaciones ante la Municipalidad de Arequipa, que es una entidad superior, la distrital no tendría porqué oponerse. El decano del Colegio de Arquitectos, Felix Soli Llapa, reconoce la necesidad de vivienda; sin embargo, aclara que existe mucha presión de las inmobiliarias por ocupar la campiña. Esta zona les permite cercanía a servicios básicos como agua, luz, carreteras, etc. Es fácil su habilitación con menor costo y mayor rentabilidad. Así el negocio se hace viable. Soli dijo que existen terrenos a las afueras de la ciudad con denominación de expansión urbana, pero las constructoras deben invertir más. El decano confía que el Instituto Municipal de Planeamiento (IMPLA) contrapese ambas necesidades. NO LES CONSULTAN El gerente del Instituto, Francisco Ampuero, manifestó que Altozano presentó un proyecto de alta densidad, donde solo harán construcciones en el 30% del terreno y el 70% será área libre. Asegura que no habrá un depredación de la campiña, por el contrario con el plan están defendiendo el área verde. En medio de esta pugna están los agricultores. El presidente de la Sociedad Agrícola de Arequipa (SADA), Justo Díaz Cano, asegura que son los únicos perdedores. Resulta que, sin consultarles, declararon sus terrenos intangibles y los condenaron a vivir de la agricultura. Si bien consideran adecuada la propuesta, advierten que la situación no es la misma de hace años. Ahora ya nadie apuesta por la agricultura. Mantener sus chacras verdes es un gasto. Tampoco pueden construir, pues a ellos sí les niegan todas las autorizaciones. Para Díaz, si la población quiere campiña debería pagar un tributo. Pero como nunca se dará esa figura solo les queda vender sus tierras.