¿Has oído hablar alguna vez de una feria inclusiva que congrega a personas con discapacidades?, conoce a la Feria Inclusiva Jonibo Tetai, que trae en su tercera edición en Ucayali, diversos eventos, como campeonatos deportivos, competencia de talentos y un certamen de belleza.
Este evento llega gracias a la Asociación Ucayalina para Niños con Habilidades Diferentes Nathalie (Funhadin), creado por Kitty Lucero Pérez Huamán, quien hace dos años inició con este tipo de ferias que busca concientizar a la ciudadanía sobre las habilidades de las personas que tienen dificultades. "Buscamos romper barreras y que la belleza de los jóvenes y señoritas con discapacidad tenga la misma importancia ante la sociedad".
Afiche de la Feria Inclusiva Jonibo Tetai. Foto: difusión
Desde emprendimientos de textilería Shipibo Konibo, hasta un certamen de belleza miss y mister inclusivo. Este tercer año consecutivo de la Feria Inclusiva traerá consigo varias sorpresas entre los días 18, 19 y 20 de octubre de este 2024. Estas son algunas de sus novedades:
Uno de los candidatos al Miss Inclusivo 2024. Foto: Funhadin.
Esta feria busca promover la igualdad, la inclusión y participación de la población con diversas capacidades para visibilizar el empoderamiento de estas personas, abriéndoles paso a nuevas oportunidades. El evento se celebrará en la Plaza Próceres de la Independencia, conocida anteriormente como Plaza Laura Bosso, en la ciudad de Ucayali.
Kitty Lucero Pérez Huamán creo la Funhadin cuando su segunda hija nació en el 2014, es decir, 10 años atrás. Este suceso cambió su vida para siempre y también para muchas personas. El nacimiento de su pequeña, Nathalie, tuvo varios incidentes que terminaron afectando la salud de la pequeña. Desde que nació, solo pesaba 1 kilo, y así se mantuvo hasta los 9 meses, transcurso en que los doctores detectaron que no tenía suficiente oxígeno en el cerebro y que su pronóstico de vida era grave.
Emprendedoras Shipibo Konibo. Foto: Funhadin
La determinación de Kitty durante todo el arduo proceso era uno: la recuperación de su hija. Vendió su casa, parte de su negocio (que es un parque de atracciones), hasta sus pertenencias personales, para que su hija pueda sobrevivir de los males que la afectaban. Llegado a los 9 meses, Nathalie sufrió un paro pulmonar que le habría dejado más grave de lo que ya estaba. Los doctores dijeron que no había más remedio, la pequeña fallecería dentro de poco y era mejor que se despidieran de ella. Pero Kitty no lo aceptó y estuvo al lado de su hija todo el tiempo; hasta que Nathalie abrió los ojos en lo que sería sus últimos momentos, y con ayuda de una máscara de oxígeno pudo volver a recobrar la vida: ahora, a sus 10 años de edad, cursa el segundo año de primaria.
Pero este evento, en que su hija se salvó luego de tantos pesares, también trajo sobre Kitty una responsabilidad que tuvo que prometer. Ella contó a La República, que su fe en la religión le hizo el milagro; por lo que ella juró, como una respuesta, abocarse al servicio social. Así es como Kitty empezó con las ayudas a las personas con discapacidad, obteniendo fuentes de ingresos para costear materiales y medicinas, realizando convenios con clínicas o empresas que hacen sillas de ruedas o prótesis, entre otros. Ahora quiere impulsar los negocios de estas personas para que puedan salir adelante y sean reconocidos por los demás.