Pocas personas cambian su vida de manera tan radical como Jorge Loza, quien de niño tenía el sueño de ser futbolista profesional y estuvo en los pasos de lograrlo, pero motivos familiares lo alejaron del deporte y lo acercaron a los estudios. Cuando cursaba el último año de la carrera de Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) un trabajo no relacionado con su profesión hizo cambiar su vida hacia el rumbo de los negocios, donde logró ganar US$35.000 sin gastar S/1 y donde destaca hoy como el fundador de Ciudadpolis.
Jorge Loza nació en la ciudad de Huacho, a dos horas y media de Lima, y viene de una familia de educadores. Según cuenta el mismo en entrevista para el canal de Youtube Circum Podcast, desde sus padres hasta sus tíos y primos son docentes.
En su juventud se dirigió a Lima a estudiar y jugar el futbol profesional. Tuvo un paso fugaz en la cantera de un club que en ese momento estaba en primera división, San Agustín. Sin embargo, tuvo que abandonar su sueño luego de que su padre cayera enfermo y su familia pase algunos desbalances económicos. Durante ese tiempo, comenzó a trabajar, con la idea de retomar su pasión cuando la situación mejorara, pero cuando lo intentó, 5 años más tarde, probando en distintos equipos de la Copa Perú, notó que su rendimiento no era el mismo y sus intereses tampoco.
Pertenecer a una familia de educadores lo motivó a estudiar Educación en la UNMSM, pero cuando estaba a puertas de terminar la carrera, una oportunidad de trabajar en algo totalmente opuesto cambió el rumbo de su vida.
“Eran tiempos difíciles en casa y tomé la decisión de entrar a una empresa que no tenía nada que ver educación, sino más orientada al traslado de valores, la parte financiera. Ahí empiezo a ver qué otra carrera me podría ayudar frente a la gran competitividad, entonces convalido estudios de contabilidad. Trabajé para diferentes compañías por cerca de 18 años, desde que salí de la universidad”, cuenta Loza.
A la par, Jorge emprendió proyectos como redes de mercadeo, una tienda virtual y vendiendo productos digitales, que terminaron fracasando. Investigando sobre la industria más rentable, descubrió información sobre Robert Kiyosaki y el libro Padre Rico, Padre Pobre.
“Trabajaba 10 horas en un banco local, tenía un hijo de 7 años. Una semana de vacaciones al año y a veces tenía que quedarme los domingos hasta tarde. Veía que por más que me esforzaba para lograr mis objetivos de ahorro, no los alcanzaba, y eso porque tenía un techo para ganar, no podía ir más alto y como nunca me enseñaron a emprender, lo que hice fue leer a Kiyosaki y decir ‘ahora me toca probar por acá’. Al final no tengo nada que perder”, mencionó.
Padre Rico, Padre Pobre, el libro que inspiró a Jorge Loza a invertir en inmuebles. Foto: Robert Kiyosayi.
Jorge pasó los siguientes tres años escuchando audios sobre finanzas mientras trabajaba y tuvo un punto de quiebre en una celebración del día del padre en el colegio de su hijo.
“Cuando entro al aula éramos solamente dos padres y uno era el abuelito de uno de ellos. La profesora me dice que los otros papás estaban trabajando. Salí de allí y dije, tengo que hacer algo porque no me puedo seguir perdiendo la vida de mi hijo de esa manera. Había perdido la noción del tiempo, estaba viviendo en piloto automático, no había tenido ese despertar de conciencia que un emprendedor debe tener para empezar a cuestionar el sistema. Mientras no ocurra eso, tú vas a seguir pensando que esa es la ruta”, señaló.
En ese momento, Jorge empieza a poner en práctica un concepto de Kiyosaki: “Gana dinero sin dinero, el dinero no existe”. Aunque en ese momento no lo entendía, luego intentó replicar la fórmula con la que el autor de Padre Rico, Padre Pobre, consiguió sus primeros US$100.000 sin poner US$1 de su bolsillo.
“Como trabajaba en un banco, saqué un crédito hipotecario. El banco me aprobó el 90%, entonces me apalanque de una tarjeta de crédito, saqué el 10% en extra catch para completar el 100% y busque una constructora que me vendió un departamento en San Borja. La compré en planos con un 20% de descuento. Con la minuta firmada, pasé a ser el titular y cuando tú eres propietario de la empresa, por más que tengas la deuda, puedes vender el departamento. A los seis meses, cuando el edificio se construye, yo no sabía vender, busqué tres agentes inmobiliarios, quienes no son contratados mensualmente, sino ganan por vender la propiedad. Uno de ellos trajo un cliente que compró la propiedad, pagó mi hipoteca, me dio un cheque por la diferencia y noté que acababa de ganar US$35.000 con una operación inmobiliaria sin mi dinero", explicó.
Luego de aquella operación, Jorge Loza empezó a entrar personas en liderazgo, ventas, negocios, inversiones y educación financiera, y con ello formar equipos. Al inicio, empezó en la comercialización de terrenos y luego se animó a formar Ciudapolis, desarrollando sus propios proyectos en bienes raíces.
Según el Banco Santander, el apalancamiento financiero consiste en endeudarse para invertir y este método suele ser usado por empresas como particulares. Asimismo, este sistema de inversión está en auge entre los inversores.
Luego de recurrir a la deuda, el individuo invierte más capital del que tiene gracias al dinero que ha pedido prestado. Con ello, puede realizar una inversión, aunque no disponga de todo el dinero necesario para ello y con ello además puede maximizar la rentabilidad de lo que se invierte por la implicación de más capital, de tal manera que, si la operación sale bien, los beneficios crecen considerablemente.