Hace algunas semanas, la capitana del equipo de vóley de Alianza Lima, Esmeralda Sánchez, dio unas declaraciones que, en medio de la felicidad del hincha y la algarabía por la obtención de su título, seguramente pasaron desapercibidas: “Había momentos en los que nuestra estadista, que es mujer, tenía apuntes de qué día nos iba a venir el período a cada jugadora del plantel. Luego, ella le decía al entrenador para que supiera cómo iba a estar nuestro humor. Gracias a eso, el entrenador ya sabía cómo debía ser el trato para que no hubiera problemas”. Esta atención cuidadosa resalta una cuestión crucial: ¿por qué no pueden los empleadores en el Perú ofrecer el mismo nivel de empatía y apoyo a todas las mujeres durante su menstruación? A pesar de la promulgación hace tres años de la Ley N.º 31148, que promueve y garantiza la higiene menstrual, muchas mujeres en el país aún no ven cambios tangibles en su vida cotidiana. ¿Qué dice el Ministerio de Salud? ¿Se está aplicando correctamente la norma?
La República conversó con mujeres de diferentes edades y regiones del país para conocer más de la Ley N.º 31148, que fue promulgada en marzo de 2021 y que tiene como objetivo promover acciones estatales y sociales para proporcionar conocimientos adecuados, cambiar estigmas y prácticas desfavorables en torno a la menstruación, especialmente para niñas, adolescentes y mujeres en situación de pobreza extrema. Sin embargo, estos testimonios de diversas peruanas revelan que la implementación de esta ley ha sido insuficiente, dejando a muchas sin los recursos y el apoyo necesarios.
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Brenda Álvarez, abogada de Proyecta Igualdad Perú y ex Promsex, destaca que, aunque en su momento se pensó la ley como un avance importante, su impacto real es limitado. “Aunque la ley tiene las mejores intenciones, no incorpora medidas específicas para abordar el limitado acceso a productos para la gestión menstrual entre niñas, adolescentes y mujeres en situación de pobreza”, afirma Álvarez. La implementación de la ley es incipiente y no ha logrado alcanzar a las mujeres más vulnerables, lo que perpetúa problemas de salud y desigualdad.
La ley establece varias disposiciones que aún no se han materializado de manera efectiva:
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Rosa, madre de familia y docente de Tacna, revela que aún persisten estigmas en torno a la menstruación, lo que impide una conversación abierta sobre el tema en el hogar y en el trabajo. “De ninguna manera, recién la conozco”, dice Rosa sobre la ley. Su testimonio evidencia que la ley no ha llegado a todos los rincones del país, dejando a muchas mujeres sin el conocimiento necesario para manejar su menstruación de manera adecuada.
Milagros Fernández Baca, comunicadora de Cusco, resalta la falta de implementación en los colegios como un obstáculo clave. “Lamentablemente, no se habla mucho de ello. Qué pena que ni siquiera en los colegios hayamos podido ver que esta norma se implemente”, expresa Fernández Baca. Para ella, la educación sexual y menstrual es esencial para romper los tabús y brindar el apoyo necesario a las niñas y adolescentes.
Rosa, estudiante universitaria de Cusco, expresa directamente que no existe ningún tipo de esfuerzo por difundir los alcances de esta ley. “No sabía que existía”, admite Rosa. Ella enfatiza la necesidad urgente de aplicarla para que las mujeres puedan llevar una vida diaria más cómoda y digna durante su periodo menstrual.
Rosa, madre de familia y docente de Tacna. Foto: URPI
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Selene Pintado, estudiante de Piura, relata su propia experiencia durante su periodo menstrual. “Sí, una vez en el instituto tuve un dolor fuerte y la miss me dio permiso para salir y descansar”. Pintado subraya que muchas veces las mujeres no reciben el permiso necesario en sus centros educativos o laborales. Ella es consciente de que no todas tendrán su misma suerte. Para dichos casos es que se debe potenciar la ley.
Brenda Álvarez insiste en la urgencia de implementar acciones palpables más allá de las buenas intenciones. “Se necesitan acciones concretas más que buenas intenciones”, declara. Álvarez destaca que la falta de medidas específicas y el bajo nivel de cumplimiento de la ley perpetúan la desigualdad y los problemas de salud relacionados con la menstruación.
Selene Pintado, estudiante de Piura, de 18 años. Foto: URPI
Las acciones concretas sugeridas incluyen:
La República realizó un pedido de acceso a la información al Ministerio de Salud para conocer sobre la reglamentación de la ley promulgada hace poco más de tres años. La respuesta textual fue: “El Ministerio de Salud informa que la Ley N.º 31148, Ley sobre manejo de higiene menstrual en niñas, adolescentes y mujeres vulnerables, no contiene un mandato referido a su reglamentación (por ser declarativa), en tal sentido, no resulta obligatorio que el Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Salud, elabore y apruebe un reglamento sobre dicha norma”.
Adicionalmente, el Minsa añadió que: “En su calidad de ente rector en materia de salud y proponente, viene trabajando un documento técnico enfocado meramente en la prevención, atención y promoción de la salud en el manejo de higiene menstrual en niñas, adolescentes y mujeres vulnerables”. Hoy martes 28 de mayo, es decir, 20 días después de recibido el primer mensaje, el Minsa se reafirma en su comunicado. No hay mayores respuestas ni noticias de avances.
Este enfoque del Ministerio de Salud refleja una actitud pasiva frente a una problemática que afecta directamente la salud y el bienestar de millones de mujeres en el país. La falta de un reglamento específico y acciones concretas por parte del Estado denota una grave desatención y minimización de un tema que debería ser prioritario.
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Los testimonios de estas mujeres ponen en evidencia la necesidad urgente de que las autoridades sanitarias y educativas tomen medidas efectivas para implementar la ley y promover la higiene menstrual. “Realmente espero que puedan realizar este tipo de difusión que se establece en la ley y que nos puedan ayudar, porque muchas personas desconocen cómo llevar su ciclo menstrual correctamente”, concluye Rosa, madre de familia y docente de Tacna. Las voces de estas mujeres reflejan un clamor por un cambio real y efectivo que mejore la calidad de vida de todas las mujeres en el Perú.
La falta de implementación de la Ley N.º 31148 es una denuncia contra un sistema que, a pesar de sus intenciones declarativas, sigue fallando a las mujeres más vulnerables. Es urgente que las autoridades y la sociedad en general tomen medidas concretas para cerrar esta brecha, asegurando que los derechos y la salud de todas las mujeres peruanas sean respetados y protegidos.