Desde inicios del 2023, en que entró en vigencia la Ley n° 31520, llamada ley de la contrarreforma, las universidades licenciadas del país han creado 2.646 programas de pregrado y posgrado sin que exista una supervisión previa de las condiciones de calidad por parte de la nueva Sunedu, como ocurría antes.
Ahora, bajo la supuesta recuperación de su autonomía, las 97 universidades públicas y privadas solo deben informar sobre las nuevas carreras a la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu), la cual debe simplemente registrarlas, convirtiéndose así en una mesa de partes, en opinión de especialistas.
Lo preocupante es que el propio jefe de la nueva Sunedu, Manuel Castillo, informó que en este tiempo las universidades han creado 550 nuevos programas de la salud y 2.096 de temática general.
Esto lo comprobó durante la supervisión posterior que realizó su institución, entre el 30 de noviembre y el 20 diciembre del 2023, luego de que La República revelara el primer desborde de carreras profesionales dos meses antes.
De esta manera, se pudo conocer que entre las que han decidido enseñar Medicina están la Universidad Católica San Pablo (Arequipa), la Universidad Autónoma de Ica y la Universidad Privada del Norte (UPN).
En tanto, la Universidad César Vallejo, la Universidad Católica Santa María (Arequipa) y la Universidad Católica de Trujillo han abierto Tecnología Médica.
La UPN hizo lo mismo en su sede de Trujillo con las carreras de Obstetricia, Nutrición, Enfermería, y Terapia Física y Rehabilitación. Estas dos últimas también fueron creadas por la Universidad Autónoma del Perú; mientras que la Universidad Católica de Trujillo abrió Enfermería, y Farmacia y Bioquímica.
En el caso de las públicas, la Universidad Nacional José María Arguedas (Apurímac) creó su carrera de Enfermería y la Universidad San Cristóbal de Huamanga (Ayacucho), Estomatología.
“Las universidades presentan sus nuevas carreras bajo el principio de buena fe, donde asumo lo que me dices y ya después te superviso y si no cumples te sanciono”, ha señalado el excongresista fujimorista Carlos Mesía, hoy jefe de la Oficina de Asesoría Jurídica de Sunedu.
Sin embargo, el superintendente, quien declaró que busca que su gestión sea “el padre amoroso, complaciente y cariñoso” con las universidades, ha asegurado que si, concluida la supervisión, se comprueba que los programas no cumplen con los estándares de calidad, “la Sunedu los observará y se dará el tiempo prudencial para que se levanten las observaciones siempre y cuando sean subsanables”.
“Ya estamos alistando el informe final de la supervisión de la nueva oferta, con los resultados”, afirmó ante la Comisión de Fiscalización del Congreso.
Castillo advirtió, además, que si el Ejecutivo no inyecta mayor presupuesto a su institución no se podrá continuar con la supervisión posterior de la nueva oferta académica.
Para el exviceministro de Educación, José Luis Gargurevich, es un riesgo que se abran carreras de la salud sin que antes se haya supervisado que tengan buenos profesores, laboratorios y una adecuada malla curricular.
“El debilitamiento de la Sunedu es lamentable. Ya no hay planificación sino descontrol en el sistema universitario. Volvimos a lo que pasaba antes de la reforma, cuando se abrían carreras sin demanda, sin estudio previo”, criticó.
Gargurevich recordó que, para lograr licenciarse, muchas universidades tuvieron que desistir de decenas de carreras de pregrado y posgrado porque no cumplían con las exigencias. Pues bien, con la contrarreforma, estas mismas están volviendo poco a poco.
"La Sunedu ahora es un mero tramitador. La supervisión posterior que hace genera incertidumbre en los estudiantes, que ya están en las nuevas carreras, y en las universidades, que ya realizaron sus inversiones. Todo mal. Y el Minedu sigue sin hacer nada y el Minsa no duda en aceptar a egresados jalados de Medicina para el Serums. Así estamos", lamentó el especialista.
“Para eso se canceló el licenciamiento de las carreras de Medicina”, afirmó el expresidente de Foro Educativo, Severo Cuba, quien se mostró preocupado que se ponga en juego la vida y la salud de la población.