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Sociedad

Extorsión a bodegas se triplicó en el 2023

Blancos del crimen. Por lo menos 13.000 bodegueros han sido víctimas de extorsión y asaltos en el año que pasó, según cifras de la Asociación de Bodegueros del Perú. Aquí recogemos algunas historias de emprendedores amenazados por la criminalidad y las medidas que se deberían tomar para frenar estos delitos, que afectan la economía de miles de familias.

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Víctima. A comienzos de año, la señora Karina sufrió dos asaltos en una semana. Foto: John Reyes/La República

“Te voy a hablar por última vez. Vas a pagar o de lo contrario voy a empezar a actuar más. […] Solo te estoy pidiendo 5.000 soles, nada más. Espero tu respuesta ahorita. No estoy jugando”, decía uno de los mensajes que le llegó, vía WhatsApp, a la dueña de una bodega en Comas. Poco antes, le habían enviado un video con un arma de fuego y varias balas, en el que una voz distorsionada le decía que ese ‘plomo’ iba a ser para ella y su esposo. “Te tenemos bien ubicada”, le decía la voz, amenazante.

Hubo más mensajes, igual de intimidantes: “Mira, yo te hablé bonito y me colgaste. Ahora atente a las consecuencias. Después no digas que soy malo cuando te meta una granada o una ráfaga de plomo a ti y a tu marido”. O también: “Solo te digo una cosa, a mí todos los negocios me pagan y tú no te vas a pasar de alivio. […] Yo tengo oídos por todos lados. Mucho cuidado con ir a la policía. Tú sabes bien que ellos no te van a cuidar las 24 horas”.

La propietaria de la tienda quedó aterrorizada por las amenazas y decidió cerrarla. También se comunicó con la Asociación de Bodegueros del Perú (ABP) y les pidió ayuda. “Ayúdenme, por favor. Yo ya hui de mi casa con mi familia. Me voy lejos. Ayúdenme para que de aquí a unos días pueda sacar mis cosas y venderlas. Después de esto ya no seguiré con la bodega”, les decía por WhatsApp. El miedo que provocan los criminales hace que algunas personas dejen todo y se vayan lejos.

Campaña. La Policía Nacional impulsa campaña ‘Yo no caigo en la extorsión’, con línea 1818 para denunciar. Foto: difusión

Andrés Choy, presidente de la ABP, explica que la extorsión y los asaltos son hoy el principal problema de los dueños de bodegas. Las cifras de la extorsión no paran de crecer desde el 2020. Cuenta el directivo que en 2021 su asociación registraba unas 2.000 denuncias de extorsión de sus asociados. Esto empezó a agravarse en 2022, cuando se recibieron más de 4.000 de ellas y el gran salto se dio el 2023: más de 13.000 de sus asociados han recibido amenazas extorsivas. El delito se triplicó en un año y sigue creciendo.

Hay diferentes formas de extorsión. La más usual y peligrosa es aquella en la cual llegan mensajes por teléfono, o dejan un papel, pidiendo una alta suma de dinero a cambio de no atentar contra el dueño y su familia. Piden sumas que pueden ser de 3.000, 5.000 o 10.000 soles y a veces las acompañan con mensajes en video, mostrando armas de fuego. Algunas veces las amenazas se cumplen y ahí ya se cae en la figura del sicariato.

Otra forma extorsiva es aquella en que algunos sujetos del barrio o alrededores ofrecen al bodeguero ‘darle seguridad’ para que nadie lo moleste, a cambio de un ‘cupo’ que puede ser un monto menor pero semanal o mensual. A eso le llaman el ‘chalequeo’. Y una tercera forma de extorsión sería el ‘gota a gota’, que son los préstamos con que los delincuentes enganchan a los comerciantes y luego los amenazan si no pagan los enormes intereses.
“Una bodega es una familia, en la bodega atendemos todos. Y todos se sienten amenazados. Los extorsionadores te dicen: sabemos dónde está tu esposa, tu esposo, el colegio de tus hijos. Te hacen un reglaje”, dice Andrés Choy, de la ABP. “La extorsión frena la economía familiar, la del que quiere crecer, el emprendimiento. Hay miedo ahora de abrir cualquier negocio puerta a calle porque no se sabe si te extorsionan o te asaltan. Las autoridades deben darse cuenta de que la economía pequeña mueve el país y combatir ese delito” agrega.

Temor. Muchos bodegueros no denuncian la extorsión por miedo. Foto: John Reyes/La República

Entre sus asociados hay historias dramáticas: la señora que debió mandar a su hijo fuera del país, el bodeguero que debió cerrar una de sus dos bodegas y no cierra la otra porque de algo tiene que vivir, o la asociada que cuenta que, de las diez bodegas de su zona en Ate, ocho han cerrado por los mensajes extorsivos.

A mano armada

Cuenta la señora Karina, dueña de una bodega en San Juan de Miraflores, que sufrió dos asaltos la primera semana de enero. Primero asaltaron un local de comida que tiene al lado de su tienda y, dos días después, su bodega. En el primer local, ella estaba en la caja y quiso oponer resistencia, pero un balazo que pasó cerca de su cabeza la paralizó. En el segundo asalto, un sujeto que se bajó de una mototaxi con una pistola en mano se llevó sus pertenencias y las de sus clientes, que estaban en la puerta. Luego huyó con su cómplice.

“En esta zona ha habido varios robos a locales. Vienen en mototaxis, se meten a los negocios y escapan por la avenida. Por eso, a las cinco de la tarde ya la mayoría de tiendas atienden con la reja cerrada”, cuenta.

Los distritos con altos índices de extorsión y asaltos a bodegas en Lima son San Juan de Lurigancho, Ate, Lima norte. El número de bodegas asaltadas sería similar al de la extorsión. A nivel nacional, Trujillo, es la ciudad con los más altos índices de extorsión a todo tipo de negocios.

La Policía Nacional lanzó en diciembre pasado la campaña ‘Yo no caigo en la extorsión. Yo denuncio’, a través de la cual los bodegueros amenazados tienen la posibilidad de llamar a la línea 1818 o al WhatsApp 942841978 y hacer su denuncia sin tener que ir a la comisaría y exponerse. A veces ha ocurrido que, una vez hecha la denuncia, los delincuentes llamaban a su víctima para amenazarla por acudir a la Policía.

“En diciembre, nos reunimos con el ministerio del Interior y se inició esta campaña. Hubo capacitaciones a los dueños de bodegas para que sepan cómo actuar ante una llamada o mensaje de este tipo y cómo hacer su denuncia en la línea habilitada. También hemos pedido al Congreso dar herramientas a policías, fiscales y jueces para sancionar a los culpables de estos delitos. Hay dos congresistas que han acogido nuestros pedidos”, explica el presidente de la ABP.

Peligro. Video de reciente asalto en San Juan de Lurigancho con arma de fuego. Foto: difusión

La extorsión es un delito que crece año a año y se hace poco para combatirla. Dice el representante de los bodegueros: “Esto debe parar. No solo es el daño a la economía, sino una presión psicológica que destruye proyectos familiares y, a veces, hasta te obliga a irte a otro lugar para poder estar tranquilo”.

La Extorsión frena la economía

Enfoque. Pedro Yaranga, experto en seguridad

Antes de la pandemia había extorsion, pero era menor. Esto se agravó tras la pandemia y, sobre todo, tras el ingreso de ciudadanos venezolanos. Llegaron bandas vinculadas o no al Tren de Aragua y este crimen se ha vuelto muy violento. Ahora las bandas peruanas también se han vuelto tan violentas como esas. Es un problema que debe ser abordado porque ahuyenta la inversión, y frena la economía pequeña y grande. El gobierno no está haciendo lo suficiente. Falta fortalecer la investigación en la PNP. Y desde finales del 2023 se autorizó el uso de canon o sobrecanon para seguridad ciudadana y entonces este año la prioridad de los municipios debería ser tener una red de cámaras con alta resolución, para hacer una debida vigilancia y, ante cualquier alerta, salir a capturar al delincuente. Lo otro es controlar las cárceles: mucha de la extorsión sale de ahí.

Datos

  • Números. Hay unas 535.000 bodegas a nivel nacional. El 50% del total está en Lima. La mayoría está en SJL, Ate y Lima norte.
  • 289 personas fueron detenidas por este delito en 2023. Es importante denunciar el hecho.