Roberth Orihuela
Hace 422 años, el volcán moqueguano Huaynaputina explotó y enterró hasta 17 pueblos incas ubicados en un radio de 15 kilómetros con al menos 1500 personas fallecidas.
La erupción, que alcanzó el nivel 6 de una escala de 8, se sintió en todo el mundo. Esta inició el 19 de febrero de 1600 y terminó dieciséis días después.
Crónicas del virreinato cuentan que el ruido de las explosiones se escucharon hasta Lima, y las cenizas cubrieron el cielo de Arequipa, por varios días. En la tierra se produjo un descenso de la temperatura en 1.5 grados centígrados. Eso originó una hambruna en Rusia y baja producción agrícola en Alemania.
La demencial explosión no solo provocó muerte y desolación sino paisajes naturales que se fueron cimentando años después. Así lo resalta el ingeniero Jersy Mariño Salazar, del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet). Esta institución, junto a científicos franceses y el financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Concytec), realizó un estudio. Identificaron la modificación geológica del terreno cercano a la erupción y desenterraron pueblos sepultados por el flujo piroclástico: gases, cenizas y rocas. En ese trance, encontraron paisajes únicos, que han denominado geositios, útiles para la promoción turística y científica.
Mariño Salazar explica que utilizaron drones para dar con 21 geositios, ubicados entre los distritos de Omate, Quinistaquillas y al pie del río Tambo. “Cada geositio está debidamente señalizado y puede ser puesto en valor por las autoridades. Se trata de invertir en turismo, como promocionar ascensos al volcán, trekking o visitas a varias rutas. Hay desde pampas desérticas al pie del volcán hasta géiseres. En el mundo, muchos lugares sufrieron el embate de las erupciones volcánicas, hoy son lugares turísticos muy visitados; el más conocido es Pompeya”, señala el ingeniero del Ingemmet.
La especialista del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Luisa Macedo Franco, resalta la importancia de la actividad volcánica en el mundo. “La gente quisiera que no hubiera actividad volcánica, porque produce temblores o grandes erupciones. Pero hay que ponernos a pensar que si los volcanes se apagaran entonces ese sería el signo de que nuestro planeta está muerto”, señala.
Y es que las erupciones pueden producir grandes daños en el corto plazo. Una muestra de ellos es la última gran erupción del volcán Hunga Tonga, en medio del Pacífico, que provocó una onda de choque que se vio desde el espacio exterior y en el litoral del país y de Chile provocó alertas de tsunami. “Pero a largo plazo son muy beneficiosos, tanto como un atractivo como para la sobrevivencia del ser humano. Sin erupciones volcánicas no habríamos tenido el oxígeno suficiente para que se genera la vida en el planeta. La lava volcánica sirve para nutrir suelos. También hoy obtenemos materia prima para construir ciudades, como Arequipa”, agrega. Macedo Franco.
En el caso de Arequipa y el sur del Perú, la existencia de tantos volcanes se debe al choque entre las placas tectónicas de Nazca y Sudamérica, una por debajo de la otra. “El ángulo de subducción de estas placas es mayor en el sur que en el norte del país. Aquí es de 45 grados, lo que provoca una fricción más agresiva que derrite las rocas del subsuelo convirtiéndolas en magma. Este magma debe salir por algún lado y esos son los volcanes. Uno de ellos, el Huaynaputina”, explica la especialista del IGP.
Macedo exhorta a la población a tomar precauciones. Y es que como los sismos, tampoco se sabe cuándo podría erupcionar un volcán. “El daño no lo provoca la naturaleza. Es un ciclo natural que toma cientos, miles y millones de años. El riesgo lo tomamos nosotros solo cuando nos asentamos en torrenteras o en zonas cercanas a los volcanes. Hay que conocer, respetar y querer a nuestro planeta”, dice.
Luisa Macedo informó que el IGP cuenta con dos aplicativos para celulares que permiten a la población monitorear en tiempo real 13 de los 16 volcanes activos del Perú y también conocer los sismos que ocurren. Estos pueden ser descargados de las tiendas de Apps de sus aparatos y usados sin ningún costo. La especialista resalta que con esto la ciudadanía puede ver incluso video en vivo del comportamiento de los volcanes. En el caso del volcán Sabancaya, ubicado en Caylloma y en erupción, pueden conocer hasta la dirección de la columna de cenizas.