Alas, picos, ojos, todo el cuerpo cubierto de petróleo. Imposibilidad de volar para escapar de esa mancha oscura y pestilente que cubrió sus hábitats. Alimento envenenado por el hidrocarburo. Desesperación y muerte. El último reporte del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) precisa que de los 232 animales empetrolados que lograron rescatar solo quedan 110 con vida, pues 120 murieron debido a sus graves lesiones.
Los esfuerzos de más de 50 veterinarios, zootecnistas y biólogos del Parque de las Leyendas lograron que el 47% de las aves que llegaron hasta su sede sobreviviera del vertido de 11.900 barriles de crudo en sus ecosistemas, pese a que más de la mitad llegaron en una situación muy crítica, según datos hasta el 8 de febrero.
“Las primeras 24 o 48 primeras horas son las mas críticas, las más claves para ver si responden el tratamiento. Todo es muy delicado, son especies que tienen que tratarse con mucha experiencia porque se trata de un animal silvestre. No están acostumbrados a tratar con el hombre, están en shock, no se dejan alimentar, tocar, no es como una fauna doméstica. No es fácil manejarlos”, explica el biólogo Guillermo Ramos, administrador técnico de flora y fauna silvestre de Lima del Serfor.
De los 110 animales que se encuentran en Las Leyendas, ya han sido limpiados del petróleo 46 especies, entre los que se hallan 11 pingüinos de Humboldt, catalogados como vulnerables ante la legislación ambiental peruana.
Otras especies ni siquiera llegaron a tener la esperanza de un tratamiento veterinario, pues de acuerdo al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp), su personal pudo recoger un total de 193 aves muertas -el guanay fue la especie más afectada- durante las cuatro semanas que ya perdura el desastre ambiental. Obviamente, son más las especies fallecidas, puesto que no todos los cadáveres se lograron rescatar para medir el impacto del derrame.
Un reporte del Ministerio del Ambiente (Minam) da cuenta de que las especies más afectadas fueron el guanay, el pinguino de Humboldt y el piquero peruano. En menor magnitud los cormoranes, los pelícanos, gaviotas, nutrias, lobos marinos y chuitas. Sin embargo, ellos son solo el rostro visible del impacto en la biodiversidad del derrame, puesto que peces, crustáceos, estrellas de mar y muy muys también fallecieron ahogados por el petróleo.
Fauna afectada tras derrame de petróleo en Ventanilla. Foto: Minam
Otra consecuencia de las mentiras de Repsol sobre la magnitud real del derrame del hidrocarburo fue que los servicios ambientales inicien tarde las labores de rescate de la fauna afectada, ya que las autoridades señalan que el 15 de enero la multinacional reportó que solo se derramaron 0.16 barriles de petróleo que supuestamente afectaron apenas a 2.5 m2 de mar, pero hoy el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) precisa que fueron más de 11.000 barriles que han afectado 60 km de costa y 37 playas de Callao, Lima, Huaral y Huaura. Un total de 11.637 hectáreas de mar y litoral dañados, es decir, más de 116 millones de metros cuadrados.
Para el infortunio de la biodiversidad de la zona, especialistas del Colegio de Ingenieros aún califican la situación como un “desastre activo” que seguirá provocando la muerte de aves y mamíferos.
Hasta el 31 de enero, las autoridades ambientales precisan que aún 11 playas tienen presencia de petróleo en rocas, arena y mar. Se tratan de Cavero, Pachacutec, Isla Mata Cuatro, Pocitos, Miramar, Las Conchitas, Toma y Calla, Chacra y Mar y la Calichera. Mientras que en Cavero y Bahia Blanca hay rastros de espuma por emulsión de petróleo. Todas ellas son hogares de aves y otros mamíferos que seguirán contaminándose y enfermando.
Apenas dos no tienen rastros de crudo: Ensenada y Santa Rosa, en Ancón.
Así, la muerte vestida de una brea aceitosa y dañina ha llegado incluso a las áreas naturales protegidas (ANP), donde viven especies en situación de vulnerabilidad a la extinción.
El derrame ha afectado a las aves de la zona de los islotes Grupo de Pescadores. Foto: Sernanp
Aproximadamente el 70% de las 2.000 hectáreas de la Zona Reservada de Ancón ha sido afectado por el derrame de petróleo, según precisa el biólogo Deyvis Huamán, responsable de la Unidad de Monitoreo, Vigilancia y Control del Sernanp.
“La Zona Reservada de Ancón y toda la bahía ha sido muy dañada y esto ha ocasionado una afectación a todo el ecosistema intermareal donde tenemos cangrejos, muy muys, conchas, caracoles de mar. Estos se han visto bañados de petróleo, y además las aves. Hay que considerar también que el hidrocarburo flota en el agua y genera que el sol no pase a la parte inferior del mar y esto evita que las algas, el fitoplancton haga fotosíntesis. Esto genera otro problema”, precisó Huamán a La República.
Si desaparecen las algas y el fitoplancton, todos los animales que se alimentan de ellos empiezan a tener problemas.
De acuerdo a esta institución, áreas de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guanera también fueron afectados y, por ello, cerca de 180.000 especímenes de aves entre guanay, piqueros y pingüinos se encuentran en peligro por la presencia del petróleo.
Además, en su navegación diaria por labores de rescate en cada uno de los 10 islotes e islas, el Sernanp ha identificado 953 aves cubiertas de petróleo en los dominios de las áreas naturales protegidas.
Supervivencia de animales afectados por petróleo depende de qué tan afectados internamente se hallan. Foto: John Reyes/La República
“Estamos haciendo el monitoreo de animales muertos en las zona reservadas, diariamente registramos un promedio de 10 aves muertas”, añadió el especialista.
Aunque no todo es negativo, puesto que esta labor, mar adentro, ha permitido el rescate de 51 aves que fueron entregadas al Serfor para su posterior traslado al Parque de las Leyendas. Aunque no todas se recuperaron.
Ambos especialistas coinciden en que los efectos nocivos en la fauna marina serán a largo plazo, puesto que los trabajos de limpieza no culminan y a ello debe sumarse la biorremediación del fondo marino, que puede tardar algunos años. Sin embargo, la cadena trófica ha sido afectada desde ya y eso se intensificará pudiendo generarse falta de alimento y muertes por inanición.
“Mientras haya manchas de petróleo va haber fauna afectada porque el animal no sabe qué es el crudo, tiene que comer, se sumerge para buscar su alimento y lamentablemente el alimento está dañado”, advierte Ramos, del Serfor.
“Otro efecto, que no se puede calcular, pero que va a suceder porque habrá menos de opción de alimentos es que como en las islas guaneras tenemos miles de aves, al verse afectadas por el hambre van a tener que migrar a otras zonas donde hay alimento. Entonces, las zonas que normalmente teníamos con muchas aves -no es que vaya a desaparecer- pero quizá va a disminuir notablemente su cantidad”, añade el biólogo.
Después de este sombrío panorama de sufrimiento de especies, pues los afectados padecieron asfixia, envenenamiento por exposición a los tóxicos del petróleo, hipotermia, problemas respiratorios y gastrointestinales, que los llevaron a la muerte; hay algo de esperanza: los 110 animales que aún están bajo cuidados serán liberados, (los que sobrevivan) aunque no podrán retornar a sus hogares.
“La liberación se hace en un ecosistema muy similar al que han tenido, como han sido rescatados en zonas con petróleo, no pueden ser liberados ahí mismo porque la limpieza demora. Se les libera bajo criterios consensuados entre Leyendas, Serfor y algunos especialistas en aves”, explica la autoridad del Serfor.
Para ello, buscarán zonas marino costeras con características biológicas similares a las bahías de Ventanilla o Ancón. Se piensa ya en las playas del sur de Lima.
Otro drama ecológico que conmovió a la ciudadanía fue la posible extinción local de una familia de 10 nutrias que vivían entre Ventanilla y Ancón, según reportó el biólogo Yuri Hooker. Una semana después del inicio del desastre, Jessica Gálvez, directora de fauna silvestre del Serfor, señaló en una entrevista radial que seis nutrias marinas fueron halladas muertas y otra que fue rescatada también falleció.
Nutria marina. Foto: ProDelphinuos
Sin embargo, Deyvis Huamán del Sernanp confirmó que lograron avistar a dos nutrias en la Zona Reservada de Ancón y a otra cerca a los islotes. Por lo que tres especímenes sobrevivieron. “No se les veía afectadas”, dijo.
“Se ha hablado de muerte de nutrias pero nosotros no hemos podido corroborarlo. Las nutrias son territoriales o escasas, si desaparecieran de los lugares donde habitualmente están ya se hablaría de una extinción local. Es una especie bastante vulnerable por el numero escaso de individuos que se reportan”, agregó.
Finalmente, durante la tarde de este lunes, una golondrina afectada, aunque levemente, fue liberada. Salió de su contenedor con timidez, primero asomó el pico, medio cuerpo, las patas en el suelo y, por fin, pudo volar otra vez ante la feliz mirada de los guardaparques. Otra vez la vida.
Pese a todas estas nefastas consecuencias, actualmente, el mar aún se halla en peligro, puesto que la empresa Repsol no ha cumplido con retirar un remanente de 2.200 barriles de petróleo que quedó en un ducto de 4.5 kilómetros que está en las aguas marinas. Esto permitirá realizar un peritaje para determinar sus responsabilidades, de una buena vez.