El último reporte del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) del Ministerio de Salud reveló que las agresiones y los trastornos clínicos en contra de las niñas, niños y adolescentes aumentó en un 50% en Lima durante la pandemia de la COVID-19. Según el estudio, el 60,3% de niños de 6 a 11 años, el 44,4% en edades de 1,5 a 5 años y el 59,3% de jóvenes han sido víctimas de maltrato físico por parte de sus progenitores.
También se conoció que el 40,7% de adolescentes, el 34% de niños de 6 a 11 años y el 25% en menores de 1,5 a 5 años han sido violentados psicológicamente por sus cuidadores.
Finalmente, el 31,5% de adolescentes sufre de depresión y el 42,4 % de niños de 6 a 11 años de edad tiene miedo a separarse de una figura de apego.
Al respecto, el doctor Humberto Castillo Martell, director general del INSM, se mostró preocupado por las cifras que recabaron. Ante este escenario, dijo que es oportuno que las autoridades implementen políticas de prevención para que los niños puedan retornar a las clases semipresenciales.
Asimismo, indicó que su institución tiene como objetivo fortalecer la red nacional de servicios de salud mental comunitaria, en especial para las niñas, niños y adolescentes.
Violencia contra niños y adolescentes de Lima creció en 50% durante la pandemia, según Minsa
“En cada centro de salud comunitario se contempla una unidad mental de niños y adolescentes y el INSM está llamado a brindar el soporte, asesoría y acompañamiento para que se pueda llevar servicios de salud mental de calidad a la población”, comentó la autoridad a Andina.
Para el psiquiatra Rolando Pomalima Rodríguez, director ejecutivo de la Dirección de Investigación, Docencia y Atención Especializada de Niños y Adolescentes del INSM, estos números se incrementaron porque los padres de familia suelen estar muy tensionados, en gran parte por la incertidumbre de la pandemia.
Ante esto, instó a los progenitores a buscar ayuda profesional en el caso de que presenten síntomas de depresión y ansiedad o cuando hay problemas de conducta, agresividad y de sueño.
“La comunicación constante, la escucha activa y el diálogo con afecto promueve el acercamiento con ellos. (Los menores) están restringidos en su libertad, también sienten miedo por la pandemia y buscan sentirse acompañados por sus padres o tutores para enfrentarlo”, refirió.