La pandemia de la COVID-19 y las medidas de aislamiento para intentar contener el incremento de contagios propiciaron que las familias peruanas atravesaran por una serie de cambios en las formas de convivencia e interacción debido a que tuvieron un mayor tiempo para compartir en casa, tras el inicio del estado de emergencia.
Los especialistas señalan que esta situación fue precisa para reanimar la relación entre los integrantes del núcleo familiar, pero qué tan cierta es esta afirmación. En el marco del Día de la Familia Peruana, analizamos los cambios en las relaciones que tuvieron los hogares peruanos con esta “nueva normalidad”.
La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en España, resaltó en mayo último que la convivencia dentro del seno familiar tras la pandemia del coronavirus ha presentado cambios que requirieron de una nueva adaptación. Entre estos se encuentran la concentración de muchas personas en el hogar y la pérdida de individualidad.
Sobre esto, la psicoterapeuta Gretta Escurra explicó a La República su punto de vista sobre estas nuevas relaciones en los hogares. “La interacción ha cambiado con nuestro entorno. Esto se ha dado en diferentes aspectos y en cada una de las actividades familiares, ya que ahora hay más personas en casa asumiendo un mayor número de responsabilidades”, señaló.
Bajo esos términos, advirtió que la incertidumbre económica y sanitaria siguen siendo las causantes del aumento o agravamiento de conflictos en el hogar, que antes pasaban como leves o moderados.
“La relación afectiva con los otros miembros de la familia también experimentaron cambios. En algunos casos se han presentado una mayor hostilidad, ya que vivimos una situación donde el miedo es constante, pero al existir mayor intensidad (al temor) hace que estemos más irritables y más prestos a entrar en alguna discusión por no estar de acuerdo con algún punto de vista”, agrega.
En el Perú, de acuerdo a las declaraciones de la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, la familia se convirtió en el principal foco de contagio del coronavirus tras el levantamiento del aislamiento obligatorio. “El foco de infección más importante que tenemos, habiendo levantado la cuarentena, es la familia”, precisó a la prensa el último 14 de agosto.
Frente a esta situación, Escurra Jara señala que el amparo total de la familia será necesario para brindar soporte emocional a los integrantes del núcleo familiar que han salido con diagnóstico positivo. “El apoyo se necesita en demasía por parte de los parientes, ya que esta persona tiene que estar aislada durante y después de la etapa de infección”.
En esa misma línea, la cofundadora del Centro Psicológico Dialektikay recalcó la importancia de que los miembros del hogar desarrollen la resiliencia y empatía, tanto para el enfermo como en sus seres queridos, a fin de que el paciente que se logre recuperar pueda reintegrarse con normalidad a su vida cotidiana.
“Se necesita un gran apoyo familiar para que esta persona pueda incorporarse de manera gradual a las actividades hasta que el proceso infeccioso pueda culminar. Obviamente, está la aceptación por parte de la familia para no excluir a la persona de sus actividades”, dijo Escurra.
La cuarentena obligatoria, que en su primera etapa confinó por más de 107 días a las familias peruanas en sus lugares de residencia, provocó algunas modificaciones en la convivencia de los más de 8,5 millones de hogares que existen en nuestro país.
Sin embargo, esta situación también se presenta como una ocasión para generar una mejor relación dentro del hogar. “Este es un reto para la familia en varios aspectos. Tenemos aquellas que solían mantener un momento de armonía con sus demás integrantes y que lo han podido reforzar; pero también quienes habían perdido su esencia en casa y que ahora lo han visto como una oportunidad de acercamiento”, manifiesta la especialista.
En ese sentido, Escurra refirió algunas recomendaciones para mejorar el clima familiar y no caer en un espacio conflictivo. En primer lugar, apunta, se debe identificar los problemas que pueden acrecentar durante el encierro y así determinar las acciones a tomar para reforzar la convivencia.
“La familia, principalmente los padres, necesitan recibir la información necesaria o básica para que puedan comprender las conductas o emociones que pueden intensificarse en este periodo de confinamiento y que puedan contribuir a reducir la vulnerabilidad emocional”, señala.
Un segundo punto a tomar en cuenta es cómo los miembros de la familia participan dentro de las actividades para generar un entorno de apoyo de colaboración mutua. “No solo se trata de plantear un horario de actividad sino también revisar qué es lo que hace falta para que cada miembro de la familia pueda cubrir y cumplir con esa actividad”, indica Escurra.
Por último, la experta afirma que en esta coyuntura es pertinente que los familiares puedan incorporar estrategias para sostenerse y guiar a los miembros del hogar a una regulación emocional ya sea en situación de crisis o de mucho estrés.
“Notaremos que los miembros de nuestra familia tendrán conductas mucho más impulsivas, sentirán emociones con más intensidad; entonces la familia tendrá que incorporar estrategias para sostenerse en esos momentos difíciles y ayudar a que estos integrantes a regularse emocionalmente. Para ello, sugiero actividades de conciencia plena, de meditación o que puedan incrementar la validación entre los mismos”, finaliza.