En más de cien días, el nuevo coronavirus convirtió a Chiclayo en el distrito de la región Lambayeque con mayor número de infectados y muertos, situación que genera terror en las calles y lugares de concentración de personas como los mercados, donde el índice de contagio se incrementó notablemente. Pese a ello, tal parece que el poblador de esta ciudad no asimiló que mientras no haya vacuna, la única manera de hacerle frente al virus es una estrategia de prevención.
Sabido es que la necesidad conllevó a que muchos salgan de sus casas a trabajar, sin embargo, lo hacen casi como si nada pasara, sin tener reparo en que pueden ser ellos los que transitan con la enfermedad, pero al ser asintomáticos, no sufren los efectos de la COVID-19, aunque sí contagian.
En uno de los últimos recorridos que realizó el reportero gráfico, Luis Rodríguez, pudo captar en imágenes cómo el usuario de los bancos no respeta los círculos de señalización en el piso con el fin de mantener el distanciamiento social, una de las armas que tiene la humanidad para hacerle frente al coronavirus.
Asimismo, la problemática del transporte, con servicios que hacen caso omiso a los protocolos y solo piensan en generar más ingresos.
Lo mismo ocurre en los mercados, pese a las recomendaciones y a la implementación de estos con equipos de bioseguridad, la desobediencia impera.
Ante ello, las autoridades insisten en que se debe tomar conciencia de la situación que se afronta y no dejar en un segundo plano las recomendaciones.
Usar mascarilla de manera permanente, lavarse las manos de manera contínua y mantener distanciamiento social son parte del manual de prevención para el desenvolvimiento en la “nueva normalidad”, ahora que se levantará la cuarentena.
Ante la reactivación de las actividades comerciales y las actitudes irresponsables de los ciudadanos se teme un rebrote de contagios, por tanto, es preciso reflexionar sobre cómo se vive y realizar acciones de cuidado.