“¿Qué tienes tú? ¿Cómo va a desaparecer el cuerpo de mi padre?”, fueron las primeras palabras de Guillermo Romaní ante las autoridades del Hospital Dos de Mayo. Su padre había fallecido por coronavirus el último sábado 20 de junio y luego de varios trámites, llegó al nosocomio para retirar el cadáver; sin embargo, este había sido sacado un día anterior y hasta llevado a un crematorio.
El hombre de 67 años había muerto tras varios días de lucha por la COVID-19. Su hijo inició con los trámites y pidió todos los documentos requeridos por el Hospital. El último jueves 25 acudió para enterarse de lo sucedido. “El encargado me dice que el cuerpo fue retirado el día miércoles a las cuatro de la tarde. Solo se limitó a decir que había un protocolo de retiro de 24 horas, pero esto lo hicieron un día antes que yo llegue”, mencionó.
El hombre mostró a América los documentos, donde señala que el jefe de Guardia, Robert Inga, autorizó la entrega del cuerpo a una persona desconocida para ellos: José Draz, cuyo DNI no figuraba y desconocían sobre su existencia. Los familiares se vieron burlados, ya que habían ido al hospital previamente para conocer los documentos.
Agregaron que en ningún momento manifestaron sobre el protocolo, incluso le dieron la fecha el día jueves. Ante ello, los familiares se comunicaron con el crematorio Piedrangel. “Nos comunicamos vía telefónica y mi padre efectivamente está allá. No puede haber alguien que esté retirando los cuerpos sin autorización cuando yo podía asumir los gastos”, dijo a América.
El Dr. Manuel López, jefe del servicio de Anatomía Patológico, precisó que existía un protocolo de 24 horas para el retiro de un cuerpo. “Una vez que sale, esto escapa de nuestra responsabilidad. El familiar tiene la potestad de elegir si el cuerpo va a cremación o inhumación solo en las 24 horas. No podemos tenerlo de tres a cuatro días”, señaló.
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Hasta el cierre de la nota, el cuerpo del hombre fallecido por COVID-19 fue cremado. La familia aún no ha recibido las cenizas.
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