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Sociedad

Elmer Huerta, el doctor que habla de fútbol, política y hace más fácil la ciencia

El reconocido especialista en salud pública revela a La República pasajes de su vida poco conocidos y reflexiona sobre la actualidad del país en la lucha contra la COVID-19.

larepublica.pe
Elmer Huerta

Elmer Emilio Huerta Ramírez, mejor conocido como el “doctor Huerta”, es una de las personalidades más confiables que tienen los peruanos en tiempos del coronavirus, donde reina la desinformación y la incertidumbre.

“Me ha costado mucho hacer que la gente me crea”, cuenta el doctor Huerta y reconoce que hubiera sido imposible si aceptaba, en algún momento de su vida, la proposición de los empresarios para vender productos en sus programas.

“Yo hago mis programas en base a 4 principios: hablar sencillo, sobre todos los temas, por todos los medios posibles y no vender ningún producto”.

Nació el 12 de junio de 1952 en Recuay, una pequeña ciudad de la región de Áncash. Su madre fue maestra en el caserío Olleros de la localidad y su padre un contador público de una empresa hidroeléctrica de Chosica. Tiene dos hermanas menores que viven en Lima y algunos primos que aún permanecen en Huaraz.

Su adolescencia la pasó en Chosica, distrito al que se mudó a los 4 años y donde estuvo asentado hasta los 18 años. Allí, como él mismo cuenta, vivió todo lo que un niño de los años 60 tenía para hacer y fue, también, el lugar donde conoció la radio, el aparato que aprendió a querer desde muy pequeño y al cual volvió años más tarde para acompañar a los peruanos y hacernos más fácil la ciencia.

Huerta

Ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para estudiar Medicina, la única carrera que pasó por su mente desde pequeño y que conoció de fondo junto a su tío Leoncio (hermano de su madre), a quién visitaba en los meses de vacaciones del colegio.

“Él tenía una casa que era su consultorio médico y yo iba ahí a vivir todos los años durante tres meses. A los 9 años me llevó a ver una autopsia (mi mamá casi lo mata). Yo miraba lo que él cortaba y hacía, era muy curioso. La influencia de mi tío fue muy importante en mi vida”, recuerda, mientras su rostro permanece en la añoranza.

“La política me gusta tanto como me gusta el fútbol”

Amante del fútbol. Hincha confeso de Alianza Lima, equipo al que llegó por los amigos del barrio chosicano. Su amorío por el club íntimo lo llevó a comprar un asiento en el reciente construido estadio aliancista en los años 70 para no perderse los partidos desde la tribuna. Pagaba su abono todos los años hasta que decidió irse a Estados Unidos a seguir otros amores.

Su afición al fútbol es tan grande que no encontró un mejor ejemplo que compararlo con la política. Un aspecto de su vida que siempre lo ha tenido muy claro: “La política me gusta tanto como me gusta el fútbol. La veo, la entiendo, me doy cuenta de cómo funciona, puedo opinar, pero yo no soy futbolista. Nunca lo he sido, pateo mal la pelota. De la misma manera, yo no soy político, hasta esta edad nunca he querido tener un cargo político. No lo quiero tener”, confiesa a raja tabla.

Huerta

“Yo ya estoy curado de la política”, comentó el doctor Huerta por videollamada el día que aceptó la entrevista y —tan amablemente, así como se le escucha en la radio— habló de su vida privada. Dijo que desde pequeño había asistido a debates de facciones comunistas, invitado por sus profesores de colegio, en los que solo pudo encontrar peleas y encontrones, pero nunca ideas claras y acciones concretas.

Su desapego de la política fue tanto que, dentro de San Marcos, una de las universidades más vinculadas con la política nacional, decidió no meterse a ninguna facción partidaria, ni a ningún gremio político. “Fui a varias reuniones con amigos, pero yo ahí quedé curado de esa ideología de trotskistas y de chinos, porque yo los escuchaba discutir entre ellos, pero nunca escuché que hicieran algo. Yo quedé desencantado de ese discurso y no me metí a nada que tenga que ver con la política en la universidad”, sostuvo.

Ahora con 67 años encima, mantiene la misma postura, pero se incomoda cada vez que recuerda la única vez que se equivocó políticamente y decidió creerle a un postulante presidencial. “Mi mayor error político fue dejarme convencer por el señor Alejandro Toledo en el 2002. La única vez que yo aparecí con el señor Toledo fue porque sus asesores me convencieron de que se iba a implementar un plan de salud sin bandera política”, narró con señas de molestia y arrepentimiento.

Huerta

Con la seguridad de una persona de su trayectoria, un científico inusual, sostiene que apuesta por la igualdad y por una lucha que aporte al cierre de brechas, pero no tiene bandera partidaria. Ha analizado bien la política, y sobre todo lo que significa ser un político en el Perú que, muy seguro, afirma que no será ministro de Salud pese a que muchos quisieran verlo en el cargo desde hace tiempo.

“Yo no tengo alma de político, no tengo ese discurso de decir cosas que no son correctas. Además, en el Perú, los ministros son fusibles. No puedes hacer los cambios que tú quisieras. El ministro de Salud de Obama estuvo 8 años y pudo cumplir con su programa. En el Perú, si hay un problema en un hospital, rápidamente le echan la culpa al ministro de turno y lo terminan sacando”, declaró.

“Cuanto más lejos esté del poder, mejor para mí”, sentenció con las palabras más sencillas que encontró (característico de él) y con la seguridad de que se siente mejor en sus programas, acompañando a la gente, que en el mar de la incertidumbre y en medio de lobos que solo quieren a una carnada para fusilarlo.

“La especialidad que más me gusta es la salud pública”

Hizo su residentado médico en el Hospital Naval, pero ese no fue su primer trabajo dentro un hospital. El doctor Huerta cuenta que su primera experiencia dentro de un centro de salud lo realizó en la Asistencia Pública de la avenida Grau, cuando apenas iniciaba su años universitarios.

Al salir de la universidad, y debido al fallecimiento de su tío Leoncio por cáncer, decidió especializarse en Medicina Interna y luego en Oncología Médica en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, especialidad en la que se sentía muy bien, hasta que descubrió (esto lo ha contado en muchas entrevistas) que las personas no tenían conocimiento ni una verdadera educación con respecto a las neoplasias y que las cosas no iban a cambiar si no se transformaba las políticas de lucha contra el cáncer, que hasta entonces era básicamente tratadistas y nada preventivas.

Pese a que tenía una estabilidad económica muy buena, decidió viajar a Estados Unidos, el único país, en ese entonces, que tenía una carrera de Control y Prevención del Cáncer. Obtuvo su Maestría en Salud Pública en la Escuela de Salud Pública de la Johns Hopkins University, en Baltimore, y su especialidad en prevención y control del cáncer en el Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos. Años más tarde, el doctor Huerta se convirtió en fundador y director del Preventorio del Cáncer en el Instituto de Cáncer del MedStar Washington Hospital Center. Sin embargo, de todas sus ramas profesionales, “la especialidad que más me gusta es la salud pública”, reconoció.

Su trabajo en favor de la salud pública y de la prevención del cáncer, le ha valido importantes logros: ser el primer presidente latinoamericano en 99 años de la Sociedad Americana Contra el Cáncer, entre 2007 y 2008, además de obtener el Premio Humanitario 2005, del Centro de Cáncer de la Universidad George Washington. En el 2008, fue elegido por Hispanic Business como uno de los 100 hispanos más influyentes en Estados Unidos.

Y aunque no parezca, su presencia en el Perú ha estado más cerca de lo que se cree. Durante sus años a cargo de la Sociedad Americana del Cáncer, el doctor Huerta inició las bases de lo que hoy es el Plan Esperanza, un proyecto nacional que viene dando atención gratuita contra del cáncer a la población más pobre por medio del SIS.

“El plan esperanza fue el último eslabón que yo empecé el año 2004 cuando logré que se sienten en una misma mesa todas las instituciones relacionadas al cáncer en el Perú. Hasta ese entonces, se miraban como rivales, nunca se habían sentado juntos. Les enseñé una diapositivas de un tumor y le dije que el enemigo no está en la mesa, sino en la pantalla, y contra él debemos luchar”, contó fervoroso la hazaña.

Huerta

Asimismo, en los últimos años, hemos visto su campaña en favor de la promulgación del etiquetado octogonal, una postura que le produjo constantes enfrentamientos con la clase política y con la industria alimentaria que querían bajarse el proyecto e implantar un etiquetado semáforo.

“Son tres cosas que diría que es mi contribución al Perú a la distancia: el Plan Esperanza, la defensa del etiquetado octogonal y los programas de radio que ayudan a darle educación en salud a la gente”, sentenció.

“Cualquiera cosa que yo lea, vea o escuche, siempre me queda las ganas de compartirlo”

Su pasatiempo favorito es ver fútbol, pero también le gusta leer libros de Historia. Con respecto a la cocina, reconoce que le gusta cocinar, una actividad que aprendió de grande con ayuda de las recetas que le dejó su madre. Escucha todo tipo de música, pero aprendió a amar el tango desde muy pequeño. Y cada una de estas actividades y gustos los ha llevado a la radio de manera positiva, con el fin de no convertirse en el doctor apático y serio a los cuáles estamos acostumbrados.

“Lo que pasa es que en la radio no trato de ser el doctor gruñón, por el contrario trato de darles un momento de calma, por eso uso música y comparto con la gente. A veces me vuelco a contar chistes, o hablo de fútbol. La radio es para acompañar a la gente, solo que yo también les doy ciencia y consejos para que cuiden mejor su salud”, declara y sonríe.

“Hace 4 años me dio parálisis facial, pero yo seguía leyendo, y me di cuenta que tenía la necesidad muy profunda de compartirlo. Cualquiera cosa que yo lea, vea o escuche, siempre me queda las ganas de compartirlo. Nunca quedármelo para mí. En ese tiempo tuve descanso en todos lados y me sentí vacío porque me nutría de muchos conocimientos, pero no tenía con quién compartir”, esa es la clave de mi personalidad, revela el doctor Huerta, una característica que llevó a la radio y hasta ahora le ha funcionado.

El estado de emergencia, en caso no sea extendido, culminará el domingo 10 de mayo. Foto: Captura/América TV.

Producido desde 1989, su programa radial “Cuidando su Salud” se transmite diariamente en Estados Unidos y América Latina. Además, el doctor Huerta es consultor médico de la cadena CNN en Español y su opinión es frecuentemente buscada por los medios de comunicación más importantes de Estados Unidos y América Latina. En el Perú también tiene espacios en medios locales, donde cuenta con un alto nivel de audiencia.

“El virus nos ha desnudado en desigualdades y pobreza”

Desde que empezó el estado de emergencia por la llegada del nuevo coronavirus, el doctor Huerta ha sido uno de los profesionales más consultados y escuchados por la población y especialistas para entender la manera de proceder de esta nueva enfermedad y cuáles son los avances científicos en el mundo.

Su participación y reconocimiento de la gente, le ha valido también varios enemigos, muchos de ellos lo criticaron porque inicialmente no recomendó el uso de mascarillas y por no haber predicho mucho de lo que hoy está pasando. Otro decidieron señalar que no tiene los estudios adecuados como para que la gente le haga caso.

“Todo lo que yo hablo y recomiendo a los oyentes en mis programas están basados en investigaciones y evidencia. Que me digan lo que sea sobre mis posiciones políticas, pero no pueden ser inexactos con la educación de una persona. Eso sí me molesta”, indicó muy firme.

Huerta

Sobre la actualidad de la COVID-19 en el Perú, el doctor Huerta cruza los brazos y se pone más serio de lo normal. Sostiene que es una enfermedad que “no tiene libreto” y que le está costando más al Perú, sobre todo, porque la gente no está guardando la cuarentena. Reconoce que esto se debe a que o bien a la gente no le interesa la medida o no tiene las condiciones necesarias para vivir.

“El virus nos ha desnudado en desigualdades y pobreza. En Estados Unidos el Gobierno le da la gente que no tiene trabajo 3000 mil dólares cada mes para aguantar la cuarentena. En el Perú la característica de la población no aporta para apoyarlos. Por eso, esa gente se está contagiando. Este virus lo que ha hechos es exponer nuestras desigualdades más severas.”

Antes de terminar la entrevista, el doctor cierra con una reflexión. “Yo creo que si la gente hubiera tenido más facilidades para quedarse en su casa, se hubiera quedado. Eso no se puede corregir, es un tema estructural y social mucho más grande, que va más allá de cualquier cosa”.