Mónica Cuti y Liubomir Fernández
El turismo del 2020 está casi muerto y el COVID-19 está siendo su verdugo. Así lo indica Álvaro Benavente, presidente de la Asociación de Guías Oficiales Profesionales de Turismo de Arequipa. Explica que en enero y febrero es la temporada baja a nivel nacional, pero que de marzo a agosto las visitas suben y se producen ganancias y movimiento económico.
Al convertirse el coronavirus en una pandemia, el problema es internacional y se cancelaron varios paquetes de viaje; en el caso de Álvaro, de los meses de abril, mayo y junio. En tanto, a sus colegas les descartaron visitas todo el año, lo que preocupa a toda la cadena turística.
Un guía de turismo es un trabajador independiente, vive del día a día para atender a su familia. En la asociación que lidera Álvaro hay 800 guías registrados y muchos tienen complicaciones económicas serias, desde alimentarias hasta pagos por servicios de sus domicilios. Formaron un grupo de WhatsApp para exponer sus problemas a diario.
“El problema es en todos lados, la gente teme viajar. Incluso las propias aerolíneas han indicado que tienen problemas”, contó Álvaro.
Por la crisis, el sector participa de reuniones diarias vía Skype para analizar posibles soluciones. Una propuesta de PromPerú es reactivar las campañas que se hacen a nivel nacional en verano, donde las principales visitas son de nacionales.
La red turística es enorme, no solo de guías, también involucra a restaurantes, hospedajes, artesanos, empresas de transporte, buses y otros. Por ejemplo, Javier Vásquez Zamora tiene un restaurante llamado MateInka frente al pueblo de Pampa Cañahuas, en la ruta Arequipa-Caylloma.
Relata que junto a él trabajan 45 comuneras que se dedican a la textilería. Una parte de ellas se instala dentro de su local y la mayoría en la plaza de Pampa Cañahuas, lugar rodeado por 10 casas y donde lo único que les da dinamismo son los turistas. Venden los productos que confeccionan.
Javier vende comida rápida pero el principal producto son los mates de coca y de diferentes hierbas. Al día recibía entre 150 a 200 turistas, pero si los países siguen en crisis sanitaria y sus fronteras cerradas, negocios como el suyo no se levantarán este año y quebrarán.
“Buscaré qué hacer en la ciudad, tengo hijos y los colegios ya están cobrando pensiones, los útiles. Sería insulso abrir si no habrá quién consuma”, dice.
El mismo panorama desalentador se vive en el altiplano. Los gremios de turismo de la ciudad de Puno demandaron al Gobierno la reactivación de este sector. Según los operadores turísticos, el 100 % de paquetes fueron cancelados, generando pérdidas de S/ 10 millones en todas las actividades relacionadas al sector durante la cuarentena.
Yenny Silva Quispe, gerente de la empresa Inca Expedition, consideró que la pandemia no pasará de la noche a la mañana y urge que el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo haga un plan para reimpulsar, por lo menos, la movilización de turistas nacionales.
“Pertenecemos a un sector que genera cientos de puestos de trabajo. El Estado debe tomar medidas ante las consecuencias que está generando la pandemia”, dijo. Destacó la necesidad que se abaraten los costos de transporte.
El economista Jorge Valdivia recordó que el gobierno sí puede mover economía sin colocar un sol en el mercado. “(Alberto) Fujimori transportó universitarios, obviamente con interés político, pero esa es una de las buenas salidas. O podría ponerse de acuerdo con las aerolíneas para algún subsidio”, recomendó.