Otra tragedia ha puesto en evidencia la inseguridad que hay en la cadena de distribución de balones de gas a domicilio. En La Victoria, dos niños murieron tras sufrir terribles quemaduras en más del 80 por ciento de sus cuerpos, al incendiarse su vivienda donde se produjo una deflagración de gas propano.
Josué Adriano R. T. (9) y su tío Sebastián Alonso R. V. (14) lucharon por sus vidas durante 18 días, pero no resistieron.
Andrés Rivera Vivas (27), hermano de Sebastián, aún permanece hospitalizado, mientras que Elba Vivas Muñoz, abuela de José Adriano, sufrió quemaduras en las piernas y parte del rostro.
Máximo Cruz Asto, de 48 años, quien instaló el balón de Z-Gas en el predio, se encuentra internado en el hospital Dos de Mayo. Los médicos dicen que su pronóstico es reservado.
Pese a que el siniestro ocurrió el 21 de enero, dos días antes de la tragedia de Villa El Salvador, el recipiente del combustible aún permanece instalado en lo que queda de la cocina de la vivienda ubicada en la calle Luis Chiape 478.
José Rivera, padre del menor de 14 años y abuelo del otro niño fallecido de 9, reveló que ese día él se encontraba cocinando cuando, de pronto, se quedó sin gas propano. Llamó entonces a la distribuidora Isabel Gas y le enviaron a Máximo Cruz con un balón de 10 kilos.
Sin embargo, cuando lo instaló, la hornilla de la cocina no encendió. “El señor comenzó a manipular la válvula del balón. Estuvo como media hora hasta que se produjo una fuga de gas y luego el incendio", relata Rivera, aún conmocionado.
Dijo que todo se 'nubló' y no pudo rescatar a los menores que corrieron hacia una ventana pero ya habían sufrido terribles quemaduras. "Yo me fui al baño y me pude salvar", contó.
El día del accidente llegó personal de la comisaría de la zona y dos días después se apersonaron peritos de Criminalística, pero hasta anoche el balón de gas que ocasionó la deflagración continuaba en la casa.
José Rivera indicó ayer que ningún funcionario de la municipalidad de La Victoria se había acercado a averiguar el estado de la familia. Tampoco los administradores de la distribuidora de gas, ni de Osinergmin.
Sin embargo, “representantes la empresa Z-Gas sí se comunicaron conmigo el día del accidente y me aseguraron que ellos iban a correr con todos los gastos debido a que ellos tenían un seguro, pero hasta al momento no se han vuelto a contactar con nosotros”, dijo el agraviado.
Esta nueva tragedia deja sueños brutalmente interrumpidos; vidas truncas por una negligencia que no podemos permitir. La familia Rivera exige justicia y una severa sanción para los responsables.
Indecopi y Osinergmin recomiendan comprar balones de gas a distribuidores formales y autorizados. También exigir un comprobante de pago que servirá para identificar al proveedor en caso deban presentar una denuncia.
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No debe presentar corrosión excesiva, picaduras, sobre todo cerca de las uniones del asa o de la base. Tampoco abolladuras, cortes o grietas en la superficie, asas dañadas, válvula pintada o con fugas.
Toda instalación de gas debe contar con un regulador de presión, el cual se conecta a la válvula del balón. Si todavía usa el regulador de palanca roja, se recomienda cambiarlo por el regulador de perilla que es más seguro.