Wilder Pari
Es mediodía en el centro de Arequipa. En la mesa de un restaurante, cuatro personas vuelven a juntarse en su intento por vencer su adicción al alcohol. Permanecieron las últimas 24 horas sobrias. Es una lucha diaria, señalan, y una nueva sesión abierta de Alcohólicos Anónimos está por empezar.
La adicción al alcohol es un problema de salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que 5.3% de las muertes a nivel mundial están relacionadas con su consumo. Según Salud Mental de la Gerencia Regional de Salud (Geresa), se calcula que 8% de la población sufre de la adicción.
Su consumo genera un estado momentáneo de felicidad, placer y desinhibición. El director del Centro de Adicciones Moisés Heresi, Óscar Cabrera, explica que el alcohol actúa sobre neurotransmisores como la dopamina, serotonina y noradrenalina. Cuando el consumidor busca prolongar el estado de euforia, cae en la dependencia. Es una enfermedad donde la recuperación implica que no se vuelva a beber.
La búsqueda de la sobriedad
A quien dirige la sesión de AA lo denominaremos como Manuel (49), él indica que ya lleva catorce años sobrio. Empezó con el consumo a los quince años. Su padre también fue adicto y bebía hasta por veinte días. Luego, terminaba internado en el hospital. El padre de Manuel fue el primero en llegar a AA.
El método de AA consiste en aceptar la adicción al alcohol y apoyarse en un ser superior o Dios para conseguir la fuerza de voluntad para rechazar la bebida. Precisan que no promueven alguna religión o Iglesia. Manuel defiende los pasos de AA y tiene sus recelos de los tratamientos clínicos, pues indica que nunca solucionaron su enfermedad.
Las sesiones son de una hora y se realizan de lunes a viernes. Empiezan con la lectura diaria de una reflexión espiritual y los demás opinan. “Soy Álex y soy alcohólico”, dice otro asistente antes de dar su punto de vista. También agradece a Dios por estas últimas 24 horas de sobriedad. Una recaída puede llevarlo a la intoxicación o a situaciones de riesgo como accidentes.
El psiquiatra Óscar Cabrera considera que el método de AA puede usarse en adictos leves, pero es inefectivo en estados avanzados. Acepta que es importante que el paciente sienta el apoyo de otras personas, pero remarca que se necesitan fármacos para combatir la adicción. El tratamiento clínico emplea antidepresivos, antipsicóticos y reguladores de la conducta. Pueden costar hasta 600 soles mensuales. Todo se acompaña de sesiones de psicoterapia.
En el Centro de Adicciones Moisés Heresi, hay setenta pacientes que reciben tratamiento por alcoholismo, ocho están internados. Cabrera explica que el internamiento es corto y solo es necesario cuando el adicto no puede recibir la medicación en su hogar. El tratamiento puede durar de seis meses a más. Conforme se progresa, se disminuyen las dosis de fármacos. Pero no es simple, suceden recaídas; por ello, es necesario el acompañamiento.
El jefe del Servicio de Psiquiatría del hospital Honorio Delgado, Ervis Alvarado, coincide en que el tratamiento requiere una base científica, con fármacos y psicoterapias. La fuerza de voluntad no es suficiente.
Mientras tanto, el jefe del área de Salud Mental de la Geresa, Helmer Jiménez, considera que no se puede desdeñar el método de AA, siempre que ayude al paciente a dejar la bebida. El objetivo primordial es cambiar la conducta adictiva de la persona.
Tratamiento complejo
En el tratamiento es clave el entorno. Óscar Cáceres explica que poco serviría desintoxicar y recuperar la estabilidad mental del paciente si luego retorna al ambiente disfuncional que alentó su consumo. Por ello, las terapias también se aplican a los familiares. En otros casos, el paciente debe cambiar incluso de barrio, pues muchas veces las amistades son una puerta de entrada al consumo.
En AA, también familiares forman parte de las sesiones. Ruth, como la llamaremos, es la madre de Manuel y señala que mejora su comprensión del problema. Antes los familiares incluso podían ser violentos con el adicto.
Helmer Jiménez explica que en algunos casos los familiares también llegan a enfermarse por estrés y preocupación.
¿Quién es un adicto al alcohol?
El psiquiatra Ervis Alvarado señala que la presencia de tres de los siguientes cinco indicadores revelarían la adicción:
-El aumento progresivo de la dosis de alcohol para conseguir los efectos de felicidad.
-Señales físicas y psicológicas ante la abstinencia (temblores, insomnio, náuseas, vómitos, alucinaciones).
-La incapacidad de poner un alto cada vez que bebe.
-El consumo a pesar del daño físico que genera en el paciente.
-El deterioro en las relaciones laborales y sociales.