Por Óscar Chumpitaz
El tiempo parece haberse detenido en la cuadra 8 del jirón Cusco, en el Cercado e Lima. Allí, el exsuboficial PNP Juan Martín Rosario Félix Poicón asesinó a balazos a su exesposa Cinthia Paola Oblitas Jiménez y a la hermana de esta, Sadith Karin Salcedo Jiménez.
Lo hizo la noche del viernes y delante de comerciantes que fueron testigos de todo. El expolicía escapó y, al cierre de esta edición, seguía prófugo.
“Las voy a matar”. La amenaza la sabían los familiares de las víctimas. También lo sabían los amigos del doble feminicida que le pedían que no hiciera locuras y que pensara en el hijo que tenía en común con Cinthia.
Nada le importó. Todos sospechaban del plan macabro de Juan Félix Poicón. Todos menos los que debían evitar que cometiera el doble crimen.
El feminicidio estaba anunciado. Cinthia Oblitas hizo la denuncia por maltrato en varias ocasiones y el Poder Judicial dictó una restricción de acercamiento de hogar para que el expolicía no se acercara. Pero no la cumplió.
Fueron varias las veces en que el hombre fue hasta la casa y al trabajo de la infortunada mujer. Fueron tantas que Cinthia, temerosa de que su expareja volviera a agredirla, reiteró la denuncia en seis oportunidades.
Nadie le hizo caso y quedó a merced del asesino que usó una pistola 9 milímetros para consumar el crimen investigado por la Primera Fiscalía Corporativa Transitoria Especializado en Violencia contra la Mujer e Integrantes del Grupo Familiar.
La historia de violencia de género comenzó el 30 de octubre del 2017, en Chincha, cuando Juan Martín trató de estrangular a Cinthia, luego de masacrarla a golpes. Ese día la dejó encerrada en su vivienda de la urbanización Magisterial Mz A, lote 7, Pueblo Nuevo.
El 11 de diciembre de ese mismo año, el expolicía también intentó estrangularla. Antes la atacó con puñetes en la boca y otras partes del rostro.
Desde entonces, ella decidió separarse. Él le pedía que lo perdonara por las palizas dadas, pero el 7 de febrero del 2018 la encontró en una tienda del jirón Cusco 872, Cercado, y nuevamente la humilló con golpes y patadas en todo el cuerpo.
Según las denuncias, el 22 de marzo y el 1° de junio de este año volvió a agredirla. Primero le arrojó una bandeja de aluminio en la boca, luego la agredió psicológicamente en su trabajo, en la calle y en su domicilio.
La última denuncia fue el 13 de junio. Esa noche él la atacó con un arma blanca, provocándole un profuso corte en uno de los brazos, pese a que ella contaba con medidas de protección.
El asesino tenía orden de restricción y no podía acercarse a menos de 200 metros de la víctima. Sin embargo, no cumplió.
“Los crímenes son cada vez más violentos y a las mujeres se las sigue matando pese a que muchas denuncian y tienen restricciones”, dijo la ministra de la Mujer, Gloria Montenegro. Se debe actuar, entonces, más allá de las buenas intenciones.
- 149 mujeres murieron por feminicidios en el 2018.
- 51,4% eran jóvenes. Además, el 97,3% eran peruanas y el 2,7%, extranjeras.