Opinión. El investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) Antonio Zapata escribió una columna para este medio de comunicación titulada “El quinto, ¡No matar!“, en la que advirtió el peligro de omitir el diálogo como vía de encuentro. El historiador piensa que el país gobernado por Dina Boluarte, Alberto Otárola y el Congreso podría caer “en el autoritarismo nacido de un baño de sangre“.
Sus argumentos son que, primero, la presidenta “se dejó capturar por la derecha“ parlamentaria y “se ha dedicado a ejecutar sus planes más desbocados“. Pese a que ahora esté “escondida“, “es responsable política de la matanza de estos días“.
Segundo, el primer ministro “se ha comprado la estrategia de los verdes y solo tiene en mente la represión. Se aferra al poder sin importarle el costo en vidas humanas de su estrategia“.
Tercero, “la mayoría del Congreso es absurda“. Zapata citó el 10 de enero, día en el que el Pleno otorgó la investidura a los ministros y blindó para luego retroceder al congresista acusado de violación sexual, Freddy Díaz, para escribir que por eso “la gente los desprecia y carecen de legitimidad“. El historiador arguyó que “son un peligro para la democracia y lo mejor sería que se vayan, lo cual solo puede lograrse a través de elecciones generales“.
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Para el estudioso del IEP, tanto el Gobierno como el Congreso “ignoran el efecto que produce la represión y la arbitrariedad legal. La gente se enardece y la rabia se vuelve violencia“. Recordó que esta “no es primera vez. Por el contrario, nuestra historia está llena de explosiones sociales como la de estos días. No necesitan buscar agitadores externos. No es Evo Morales ni agentes bolivianos. Son las balas y el abuso del Congreso“.
Sobre las conversaciones entre las partes, Zapata lamentó que se hayan “roto puentes“. “Nadie va a conversar con Boluarte y a la vez su Gobierno sostiene que no hay interlocutores válidos entre los manifestantes“, redactó. De no encontrarse salida, podría desatarse un escenario todavía más violento.
En uso de sus estudios historiográficos, reparó en que “las revoluciones y también las contrarrevoluciones comienzan luego de que se produce una situación como la peruana actual“.