En los últimos tres años tuvimos cinco presidentes. Aparte de los intereses políticos, ¿qué nos ha llevado a esta democracia tan debilitada?
Era algo que caería por su propio peso. La violencia, la delincuencia y la corrupción han venido creciendo dramáticamente en las últimas décadas. Esto, a su vez, señala un incremento en la crisis de valores, y de hecho en las mediciones que hemos realizado se observa que el tema de la argolla, de beneficiar a los familiares y amigos a toda costa crecía también de manera acelerada. Y si le sumamos instituciones débiles, tenemos el escenario en que el poder político en vez de cautivar a lo mejor del país ética y profesionalmente, los espanta, y quienes son atraídos en esa coyuntura son los más delincuentes, lobistas descarados, los que tienen un afán personal que puede ir desde el narcisismo hasta el crimen organizado. En esa línea, toda institución que quiera crecer en sus afanes oscuros tendrá que tener una curul en el Congreso o, mejor aún, un ministro o un presidente. Lo peor es que si no hacemos algo radical, estamos comenzando un capítulo terrible en nuestra democracia.
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¿La frustrada vacancia servirá para que el presidente Castillo se decida a hacer cambios y deje el liderazgo tipo Macondo, por el tipo de funcionarios de los que se rodearía, como advirtió en la segunda vuelta?
Bien macondesco ha sido, efectivamente, todo esto. Un escenario es que vaya aprendiendo que hay un segmento de la población que sí tiene integridad y competencia, el problema es que están curados de espanto y escondidos en una esquina o se han ido a otro país. Además, ha tomado distancia del sector más radical de Perú Libre, que tiene un potencial de daño espeluznante y que se queja de que no está cumpliendo sus promesas. Y lo ha hecho porque se dio cuenta de que la población no estaba de acuerdo. Por allí hay un lado positivo en términos de seguridad nacional y económica. Pero eso es muy frágil porque uno de los grandes riesgos de este intento de vacancia, que varios analistas han señalado, es que lo empuje a renovar su alianza con los cerronistas, y termine saliendo el tiro por la culata. Todavía tenemos Macondo para rato, y recargado.
Si vuelve con los cerronistas le facilita argumentos a la oposición que no acepta que perdió las elecciones.
Sí, pero también hay que señalar que está haciendo méritos y no es necesario que se busquen muchas razones, sino que están salpicando, y es parte de ese escenario macondesco. No sabemos qué pasará la próxima semana.
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¿Cómo ve al presidente, que dice que luchará contra la corrupción, pero ha tenido funcionarios muy cuestionados?
Castillo acuñó la frase “palabra de maestro” que usó mucho en campaña. Pero maestro se puede entender como ese héroe dedicado a la educación, que transmite conocimiento y valores, y puede quedarse a vivir en una comunidad rural; pero maestro también es el dirigente del Sutep, que no tiene ningún problema de paralizar por medio año la educación con tal de ganar poder sindical, el que no quiere pasar por un examen para seguir ascendiendo o el que aparece como santo pero se tira la donación que se entrega para la biblioteca u otra cosa. Ese maestro pendejo, disculpando la expresión, es el que mete la uña para su propio provecho, sus allegados o familiares. Castillo está protagonizando la palabra de ese tipo de maestro, para el que su meta es la capitalización de las paralizaciones por beneficio político para ser gobernador regional y, con suerte, presidente.
¿Así es Castillo?
Esa pregunta es más compleja porque ya salimos de un perfil general del maestro tipo 2 y entramos a una persona, y allí hay muchas variaciones circunstanciales, pero en términos generales, sin pretender analizar a Castillo, estos maestros quisieran tener protagonismo, poder, beneficios para sus allegados. Y el tema no es solo dinero, sino fortalecer a la argolla, llámese partido político, organización criminal, clan. Ese es el objetivo fundamental.
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Pedro Castillo. Foto: presidencia.
¿No cree que hay políticos buenos?
Seguramente debe haber políticos buenos. No he tenido el honor de conocerlos. Pero una golondrina no hace la primavera. El problema es que el sistema está corrupto y por ahí hay alguien honrado. Pero eso no hará que funcione la relojería.
¿Por qué se da? ¿Tal vez porque el peruano es conocido por querer ser el “vivo”?
En lo que hemos estudiado, el peruano es chamba, es legal pero a su argolla, y ese es el problema. No le importa ir por encima de la ley con tal de favorecer a la argolla. No hemos llegado a constituirnos como una república, sino en un conjunto de tribus enfrentadas. Si no veamos el Congreso, que no es un cuerpo organizado que legisla sobre lo que le conviene al país, sino un conjunto de tribus, encima transfuguistas, que buscan su propio provecho y el de sus auspiciadores.
¿Qué hacer para no estar en esas mismas circunstancias en las próximas elecciones?
Hablando en temas informáticos, no es que hay un virus en la computadora, sino que el sistema operativo está corrupto, no funciona, no cumple su labor. Tampoco vamos a promover el autoritarismo, pero es hora de actuar por una democracia 2.0 porque con el mismo sistema operativo no tendremos mejores resultados.
Esos cambios los hace el Congreso, y volvemos al inicio del círculo vicioso, salvo que la ciudadanía sea más proactiva...
... que se junten las personas sanas y competentes y se inmolen por la patria, a lo Alfonso Ugarte; pero en vez de tirarse del morro, se tiren de su confort y bienestar, y se quemen por la patria. Ese es el camino saludable, pero poco probable.