El presidente Pedro Castillo necesita 44 votos para conservar el cargo, en caso aparezcan voces que pidan la vacancia presidencial. Para una destitución, el Congreso requiere 87 votos de los 130 parlamentarios.
Además, el Ejecutivo necesita la mayoría simple de los congresistas a su favor, que son 66 para impulsar iniciativas legislativas y 87 para reformas constitucionales.
Tras el voto de confianza, lo concreto, por ahora, es que el Gobierno tiene a su favor 20 votos castillistas de Perú Libre, cinco de Juntos por el Perú, ocho relativos de Somos Perú-Partido Morado y cuatro de Podemos Perú. Son 37 en total.
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En el otro extremo, el de la oposición radical, están los 24 votos de Fuerza Popular, los 10 de Avanza País y nueve de Renovación Popular. No obstante, en el caso de Avanza País, en la decisión de la investidura hubo tres legisladores de esta bancada que apoyaron al gabinete.
Y en Renovación Popular fueron dos. En este partido, su presidente, Rafael López Aliaga, ordenó que esta será la última vez que su agrupación vota fraccionada.
A ellos se suman en eventuales decisiones, como en la suspensión de las elecciones primarias, los congresistas cerronistas de Perú Libre. La semana pasada fueron 16 de ellos quienes rechazaron la confianza.
Amenaza. El líder de Renovación Popular advirtió que demandará penalmente a La República por publicar sus deudas. Foto: difusión
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En este bloque opositor también están Carlos Anderson, de Podemos Perú; Gladys Echaíz y Roberto Chiabra, de Alianza para el Progreso (APP), y Alfredo Azurín, de Somos Perú.
En este bloque hay 63 votos. Los suficientes para complicar al Gobierno de no haber quórum completo en el Pleno del Congreso durante una votación de un tema importante.
En medio de estas disputas están las bancadas de Alianza para el Progreso y Acción Popular, así como el congresista no agrupado Carlos Zeballos.
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Ellos son los 32 votos determinantes para el Ejecutivo en cualquier demanda. Pueden inclinar la balanza a favor o en contra. Los congresistas de estas agrupaciones no se consideran oficialistas, sino una oposición de centro. Pero ¿cómo puede lidiar el Gobierno con ellos?
Para el analista político José Alejandro Godoy, estas dos organizaciones tienen intereses marcados y están motivadas por afinidades de representación , más aún porque se vienen las Elecciones Regionales y Municipales 2022.
Sin embargo, precisó Godoy, que AP y APP hayan apoyado la confianza no da garantías de que se pongan de lado del Ejecutivo.
“Les conviene tener, no digo un grado de cercanía, pero no quemar los puentes (con el presidente). Tienen intereses pragmáticos”, considera el autor del libro El último dictador.
Respecto a la relación del presidente y el ala cerronista, comentó que es evidente que la cúpula de Perú Libre “quiere marcar un proyecto político y jugar con la carta de decir que el Gobierno no es tan de izquierda”. No obstante, dicho vínculo está resquebrajado, pues se refleja en la siguiente controversia, según Godoy: “Vladimir Cerrón termina defendiendo las elecciones en Nicaragua y la Cancillería señala que estas no son limpias”.
Guido Bellido cestionó la sentencia por corrupción que pesa sobre Vladimir Cerrón. Foto: Facebook Vladimir Cerrón
Esto pasa con el ala dura de Perú Libre, agregó, porque responden a los intereses de un caudillo: Vladimir Cerrón.
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El analista José Alejandro Godoy comenta que existen similitudes en el ala radical de Perú Libre y lo que fueron, en su momento, las bancadas de Unión por el Perú (UPP) y Frente Amplio. Estas dos agrupaciones, recordemos, en principio respaldaban las reformas planteadas en el gobierno de Martín Vizcarra. Pero en el último año apoyaron la vacancia.
“No hablaría de que ellos (el grupo cerronista de Perú Libre) apoyarían hoy, pero tienen una similitud y el capital político que ganan lo terminan lapidando”, dice Godoy.
Asimismo, recordó, en el caso de UPP y FA, apoyar la destitución de Vizcarra les costó la popularidad electoral y la consecuencia ha sido que ambos perdieran la valla electoral.
Jeffrey Radzinsky, Grupo Fides Perú
Esta frase, un poco trillada, “los extremos se juntan”, es verdad. Tienen muchas cosas en común la extrema izquierda y la derecha, no solo en la vocación que linda con lo autoritario y arbitrario, sino en la poca vocación de construir un consenso amplio. En eso se parecen: en la poca institucionalidad.
Tienes un grupo que pretende la vacancia y una bancada de Perú Libre que no respeta las reglas de juego más elementales y sigue insistiendo en ambigüedades con una asamblea constituyente.
De Alianza para el Progreso y Acción Popular, diría que ambos son oposición, pero son más centristas y pueden buscar puntos de contacto en ambos lados.
El presidente tiene más posibilidades de buscar consenso con estas dos bancadas. Perú Libre, en cambio, tiene una agenda más dogmática. Hay mayor espacio de negociación con Acción Popular y APP. También incluiría ahí a Somos Perú-Partido Morado.
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