Al final del camino, en un estadio superior de evolución del estado peruano, lo que tendremos es a un nuevo funcionario público promotor de una interacción digital segura, corresponsable y previsible.,La semana que pasó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el estado peruano -vía la PCM- suscribieron un contrato de préstamo por 50 millones de dólares para avanzar con la digitalización de procesos y los trámites documentarios más demandados por los ciudadanos. Esta es una estupenda noticia que no sólo hay que felicitar, sino que además debe gozar del seguimiento de la opinión pública, por los resultados que puede suponer para todos. Resultados que están básicamente vinculados al ahorro en tiempo -en el Perú un trámite demora en promedio 8.6 horas- y dinero -un ahorro de casi 35 millones de soles al año por las mejoras en los servicios presenciales- en el corto plazo. Sin embargo, las consecuencias residuales que este tipo de proyectos tecnológicos pueden dejarnos a todos, es la construcción silenciosa -y ojalá más rápida- de un nuevo servidor público, cada vez más alejado del paradigma del mal burócrata del siglo XVIII, vinculado a privilegios y prebendas que, en tiempos de inmediatez y socialización tecnológica, resultan impostados. Ese cambio discreto es al que tenemos que hacerle seguimiento todos, porque -como siempre lo decimos- el impacto final de la digitalización no está en los trámites sino en las personas que los gestionan, de ambos lados de la pantalla de la PC. Al final del camino, en un estadio superior de evolución del estado peruano, lo que tendremos es a un nuevo funcionario público promotor de una interacción digital segura, corresponsable y previsible. Por eso, este tipo de proyectos le deben interesar, porque pueden garantizar un mejor retorno por los impuestos que usted paga para tener servicios públicos adecuados. Tal vez, el final de la tristemente célebre “burrocracia” esté cercana por efecto de la evolución digital que la ciudadanía debe acompañar y exigir. Para eso también sirven las redes sociales, para ejercer rendición de cuentas.