En los cielos de Sudamérica se encuentra un fenómeno natural tan esencial como desconocido para muchos, los “Ríos Voladores”, un sistema de corrientes de aire cargadas de vapor de agua que recorren el continente desde la Amazonía hacia el sur. Este proceso transporta agua desde la cuenca amazónica a través de distintos países, abasteciendo ecosistemas, regulando temperaturas y favoreciendo ciclos de lluvia esenciales para la agricultura.
Los ríos voladores son flujos masivos de vapor de agua que se generan en la Amazonía debido a la enorme transpiración de sus árboles. Cada día, millones de litros de agua son evaporados desde los árboles amazónicos, formando “nubes” de vapor que viajan por el aire hacia otras regiones de Sudamérica.
Este fenómeno ocurre cuando el aire cálido y húmedo del Atlántico tropical llega a la Amazonía y se enriquece con la transpiración de los árboles, transportando humedad hasta 3,000 kilómetros hacia el sur. Al toparse con los Andes, el vapor se comprime y cae en forma de lluvia, asegurando la humedad de regiones como Perú, Ecuador, Colombia, Paraguay, Argentina, Uruguay y Brasil.
La Nación Wampís protege activamente los ríos voladores, combatiendo la tala ilegal y promoviendo prácticas de conservación en la Amazonía peruana. Foto: difusión
Los ríos voladores desempeñan un papel esencial en el equilibrio climático de Sudamérica al transportar agua desde la Amazonía hacia otras regiones. Este flujo atmosférico de agua es vital para la producción agrícola en el sur del continente, ya que asegura lluvias regulares en zonas como la Cuenca del Plata.
Sin esta humedad, muchas áreas experimentarían sequías, lo que afectaría directamente a la producción de alimentos. Además, estos ríos aéreos regulan la temperatura y la humedad en la región, influyendo en el clima de ciudades densamente pobladas como São Paulo y Buenos Aires.
La deforestación de la Amazonía representa una grave amenaza para la existencia de los ríos voladores, ya que reduce la cantidad de agua que los árboles pueden liberar al ambiente. Al talarse un árbol, se pierde un “bombeo natural” de agua al aire, y con la deforestación masiva, se disminuye significativamente el volumen de vapor disponible para formar estos ríos aéreos.
Estudios del INPE indican que la Amazonía ya ha perdido aproximadamente un 17% de su cobertura forestal. Con menos árboles en pie, Sudamérica corre el riesgo de sufrir cambios climáticos extremos, como sequías prolongadas en zonas agrícolas y un clima desértico en el centro de Brasil.
La protección de los ríos voladores es impulsada por iniciativas como el proyecto TICCA, en el que la Nación Wampís de Perú desempeña un rol fundamental. Este proyecto, con el apoyo de organizaciones como el Programa de Pequeñas Donaciones del GEF y el PNUD, busca reconocer y fortalecer los territorios de vida conservados por comunidades indígenas que mantienen en pie vastas áreas de bosque amazónico.
Los Wampís gestionan 1.3 millones de hectáreas en la Amazonía peruana y lideran esfuerzos para evitar la tala ilegal y conservar la biodiversidad. La comunidad también busca financiamiento mediante bonos de carbono y mecanismos de retribución de servicios ecosistémicos.
La deforestación de la Amazonía impacta gravemente a los ríos voladores, amenazando con desertificación en zonas agrícolas de Brasil y Argentina. Foto: difusión