Las catástrofes, fenómenos naturales y la pandemia mundial han hecho que la población busque formas de supervivencia. De los más importantes, la pandemia de la COVID-19 que azotó al mundo entero, y las inagotables amenazas de las potencias como Estados Unidos, Rusia, China y Corea del Sur que están en constante fricción.
Todos hemos notado cómo una crisis global puede afectar nuestro acceso a los alimentos, pero imaginemos los impactos en la seguridad alimentaria en un escenario aún peor. Tales catástrofes podrían bloquear la luz solar, alterar los patrones de lluvia y contaminar los suministros de agua, lo que afectaría drásticamente nuestros sistemas alimentarios.
Es por ello que un grupo de investigadores de la universidad de Penn State recibió tres millones de dólares de Open Philanthropy para estudiar la resiliencia alimentaria ante eventos globales catastróficos.
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Los científicos de la Universidad de Penn State, Daniel Winstead, tecnólogo de investigación, y Michael Jacobson, profesor de recursos forestales, han investigado qué alimentos nos quedarían en caso de una guerra nuclear. Conoce cuáles son las posibles soluciones alimentarias resistentes al frío ante una catástrofe global:
Soporta temperaturas de hasta -10 °C . Foto: Freepik
Soportan temperaturas de hasta -20 °C. Foto: Freepik
Tolerar temperaturas de hasta -20 °C. Foto: Freepik
Cabe resaltar que esta es una parte de la investigación que se está realizando ante un posible 'invierno nuclear' que afectaría la producción mundial de alimentos.
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La papa es uno de esos cultivos que crecen incluso en condiciones desfavorables y en altitudes elevadas. Por esta razón, después del arroz, el trigo y el maíz, este tubérculo es invaluable en la dieta y el medio de subsistencia de millones de personas en todo el mundo.
Incluso tres años después de concluida la Segunda Guerra Mundial, Europa, con varias ciudades destruidas por los bombardeos y sin cultivos por falta de mano de obra, tuvo a la papa como único alimento. Kartoffel, la palabra alemana para papa, permitió la supervivencia de aquellos que quedaron en los recovecos de las urbes devastadas por las bombas, rodeados de una montaña de elementos de destrucción. Este tubérculo se convirtió en un alimento crucial para las comunidades nativas.
El Centro Internacional de la Papa (CIP), con sede en Lima, Perú, estudia y promueve todo lo relacionado con este tubérculo. Asimismo, alberga una colección de miles de muestras de distintas variedades de papa del continente.