Desde hace cuatro meses, un hombre ruso vive en el bosque con el fin de evitar ser reclutado y evadir las multas o castigos por no alistarse ante el Ejército, en medio de la guerra contra Ucrania.
Adam Kalinin (su nombre falso), semanas antes de dirigirse hacia su nuevo fuerte, recibió una multa y pasó dos semanas detenido por pegar un cartel que decía “No a la guerra” en la pared de su edificio.
Según cuenta, tras el anuncio del Gobierno de su país en septiembre de reclutar hasta 300.000 hombres para dirigirse a la zona de conflicto, el informático —que cuenta con el apoyo de su esposa— buscó todo lo necesario para sobrevivir aislado e instalado en una carpa. Incluso continúa trabajando desde su computadora de forma virtual.
Cuando tomó la decisión de mudarse permanentemente al bosque, ya tenía gran parte del equipo que necesitaba. Foto: BBC
Si bien algunos cientos de ciudadanos rusos tomaron medidas desesperadas con la finalidad de no enlistarse en su calidad de reservistas, como irse del país, Adam no quiso tomar esa opción.
La BBC contó que su familia, amigos, limitaciones financieras y la inquietud de abandonar lo que conoce lo mantienen en Rusia.
“Irme fuera de lo que conozco habría sido muy difícil”, explicó a la BBC Kalinin. “Aquí tampoco es exactamente cómodo, pero, psicológicamente, sería muy difícil salir”.
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En medio del bosque, donde ha soportado temperaturas de hasta -11C, tiene una tienda de campaña para dormir y otra para trabajar, ambas, instaladas en lugares estratégicos con base en el sol, sombra, viento, etc.
El medio informó, además, que el hombre utiliza una antena atada a un árbol para acceder a internet y paneles solares para obtener energía.
Así como que subsiste con los alimentos que su esposa le trae regularmente. Ella le lleva provisiones cada tres semanas a un punto de entrega, donde pueden verse brevemente en persona.
“Tengo avena, trigo sarraceno, té, café y azúcar. No hay suficientes frutas y verduras frescas, por supuesto, pero no está mal”, dice.
“He cambiado tanto que el tipo de cosas que podría haber echado de menos se han ido desvaneciendo”. “Las cosas que antes parecían importantes ya no lo son tanto. Hay gente en una situación mucho peor que la nuestra”, sostiene.