Este sábado falleció Benedicto XVI, a los 95, luego de haber sido sumo pontífice de la Iglesia Católica entre 2005 y 2013. Su paso por el palacio apostólico dejó varios sucesos que fueron comentados en todo el mundo. Uno de ellos tuvo lugar durante la clausura del Año Sacerdotal de 2010, cuando el papa se dirigió 15.000 sacerdotes y miles de monjas para referirse a los casos de pederastia que habían empezado a salir a la luz, relacionados a la Iglesia.
Por entonces corrían tiempos de terribles revelaciones en la institución religiosa. Durante aquel año se conocieron abusos de curas pederastas en Irlanda, Alemania, Austria, Italia, Holanda y Bélgica, así como nuevos datos de casos ya sabidos en EE. UU.
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Frente al escándalo, Benedicto XVI pidió perdón públicamente. “También nosotros pedimos perdón insistentemente a Dios y a las personas afectadas, mientras prometemos que queremos hacer todo lo posible para que semejante abuso no vuelva a suceder jamás”, dijo en plena ceremonia.
“Y así ha ocurrido que, precisamente en este año de alegría sacerdotal, han salido a la luz los pecados de los sacerdotes, sobre todo el abuso a los pequeños, en el cual el sacerdocio, que lleva a cabo la solicitud de Dios por el bien del hombre, se convierte en lo contrario”, agregó.
En el mea culpa, Benedicto XVI prometió que en la admisión al ministerio sacerdotal y en los seminarios que preparan a los sacerdotes se haría “todo lo posible para examinar la autenticidad de la vocación”.