Clare Ballantyne, Mairi Hilton, Lucy Bruzzone y Natalie Corbett, todas provenientes de Reino Unido, fueron las elegidas entre miles de candidatos para gestionar la base para el Fondo del Patrimonio Antártico del país. Todo estaba programado para el verano y su principal función era cuidar el puerto de Port Lockroy.
Comunicarse con ellas era todo un reto, por lo que accedieron a una línea de un teléfono satelital irregular para contar su experiencia en el ‘fin del mundo’, la que empezó con una sorpresa.
Cuando llegaron a su nuevo destino, lo encontraron bajo metros de nieve. “Nos calentamos muy rápido cavando un montón”, contó Clare con una sonrisa. Pero, en sí, ¿cómo es este nuevo lugar, el que sería su hogar por cinco meses?
A pesar del imprevisible clima, el equipo destaca lo maravilloso que los rodea, como las montañas, los icebergs y los pingüinos. Foto: BBC News Mundo
El Port Lockroy se encuentra a 1.466 kilómetros al sur de las Islas Malvinas / Falklands y visitado anualmente por casi 18.000 personas. Es considerado el destino más popular de la Antártida.
Antiguamente, este lugar solo era una base militar y una estación de investigación, pero hoy ya cuenta con una oficina de correos, una tienda de regalos y un museo, aunque estas necesitan mejorar sus condiciones. Para ello, tuvieron el apoyo de la Marina Real Británica, que los ayudaron a arreglar el techo del museo, dañado por la nieve.
Una anécdota “simplemente increíble” que recuerda Clare, quien es directora de correos y envía los postales de los turistas, es cuando los marineros británicos se retiraron, y dejaron al equipo completamente solo, rodeados de miles de pingüinos e icebergs flotando.
Otro detalle de este lugar es que “nunca se sabe lo que traerá el día”, en referencia al clima de la Antártida, ya que a veces puede haber tormentas inesperadas. Clare dice que deben ser muy flexibles y pacientes para vivir ahí. No obstante, nada resta lo maravilloso que los rodea, como las montañas, los icebergs y los pingüinos, los cuales “no son tan ruidosos como esperaba. Son muy buenos vecinos y es muy divertido verlos”, rescató Mairi entre risas.
Clare Ballantyne, Mairi Hilton, Lucy Bruzzone y Natalie Corbett en la misión del Fondo del Patrimonio Antártico de Reino Unido por 5 meses. Foto: BBC News Mundo
El equipo lleva varias semanas en Port Lockroy y se han adaptado a su nuevo estilo de vida, por ejemplo, se levantan todos los días a las 7.00 a. m. para desayunar y empezar a excavar nieve antes de que lleguen las visitas.
Otras responsabilidades de las mujeres son cuidar y vigilar a los más de 1.000 pingüinos juanito presentes ahí. También está el acoger a los cruceros que circulan, de los cuales también se benefician considerablemente.
“Tenemos un crucero por la mañana. Los turistas vienen y visitan el museo, la tienda y ven los pingüinos. Luego almorzamos y un segundo grupo de turistas llega por la tarde hasta las 6. Por la noche cenamos, supervisamos a los pingüinos y hacemos cualquier otra tarea que sea necesaria”, contó Mairi.
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Debido a la falta de agua corriente, “obtenemos el agua potable de los cruceros (…) nos duchamos ahí”, relató Mairi. Del mismo modo, reciben alimentos, como frutas, verduras y pan, de parte de las tripulaciones. “Nos cuidan muy bien”, añade Clare.
Con respecto a la conexión para comunicarse con los familiares y estar pendientes de las noticias del mundo, cuentan con el wifi de los cruceros. Otra ayuda que reciben de ellos es la atención médica, ya que los barcos cuentan con médicos especialistas.
En general, el equipo también ha “limpiado de nieve el acceso a los edificios, asegurándonos de que los paneles solares estén desbloqueados por la nieve y que todos funcionen, que tengamos suficiente agua y gas y que estemos seguras para quedarnos en la isla”, detalló Clare.
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La rutina no se detiene para el equipo de británicas; no obstante, para Navidad cuentan que se tomaran el día libre.
Dentro de sus planes está el “hacer un pudín de Navidad, mince pies (dulces tradicionales británicos) y galletas de jengibre”, señaló Mairi.
Para concluir, ella asegura que nada ha cambiado, por lo que solo se relajarán, “tendremos una cena de Navidad y haremos muchas de las cosas que normalmente harías en casa, pero en la Antártida”.