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“Las elecciones en Brasil son libres, pero ya no son justas”: la lucha por el voto religioso

En busca del ‘milagro’. Jair Bolsonaro y Lula da Silva se enfrentan este domingo en la segunda vuelta de las elecciones. ¿Por qué el voto religioso definiría el futuro de Brasil? La República conversó con un experto para descifrar el complejo momento del gigante de América.

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El voto religioso será determinante este 30 de octubre, en la segunda vuelta electoral en Brasil. Foto: composición LR/ Jazmin Ceras/ AFP

En Brasil, la fe puede definir una elección. No es coincidencia que se haya multiplicado la presencia de Jair Bolsonaro y Lula da Silva en ceremonias religiosas: el voto religioso es esencial a puertas de la segunda vuelta presidencial, la más polarizada en décadas.

Para analizar el difícil contexto que atraviesa la primera potencia latinoamericana, La República conversó con Fabio Lacerda, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de São Paulo e investigador del Centro Brasileño de Análisis y Planificación (Cebrap), quien se presentará en la conferencia “Los nuevos templos del poder: pastores y políticos en América Latina”, en la Universidad del Pacífico este 27 de octubre.

El presidente Jair Bolsonaro y el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva se disputarán la presidencia de Brasil en una segunda vuelta electoral el 30 de octubre de 2022. Foto: AFP

La influencia de las iglesias en Brasil

—¿Cuál es la situación actual de las iglesias (evangélicas, pentecostales y católicas) y su influencia en Brasil?

—En Brasil, los católicos son un poco más de 50% de la población y se estima que los evangélicos son el 30%, aproximadamente, y es importante decir que, entre los evangélicos, la mitad son pentecostales. Hasta los años 80, los evangélicos no participaban políticamente, pero hay un cambio y algunas iglesias pentecostales empiezan a apoyar a candidatos de las iglesias, apoyar a candidatos; y entonces empezamos a tener más políticos evangélicos elegidos. Hoy, Brasil tiene la bancada más grande evangélica de Latinoamérica.

En 2018, en Brasil, nosotros hemos elegido a 84 diputados evangélicos para la Cámara de Diputados, y es como 15% de la del total de la cámara. Es interesante que el 60% sean vinculados a dos iglesias: a la iglesia Asamblea de Dios o la Iglesia Universal del Reino de Dios.

—Hasta el momento, ¿cuál de los dos candidatos ha recibido más apoyo del sector religioso y por qué?

—Bolsonaro logró obtener un apoyo muy fuerte entre los evangélicos, mucho más fuerte que Lula. Logró obtener el apoyo de casi todos los líderes de iglesias pentecostales de las grandes iglesias en Brasil.

Para tener una dimensión, el instituto quaest hizo una encuesta el 19 de octubre, que mostró que Bolsonaro lidera entre los evangélicos con 56% de los votos. Entre los evangélicos, Bolsonaro sería elegido tranquilamente.

—Pero las encuestas del mes pasado (previas a la primera vuelta) ponían a Lula como el ganador de las elecciones con más de 30 o 20 puntos.

—Sí, es verdad, y estamos en un momento en Brasil en que hay un esfuerzo de los políticos por criminalizar las encuestas electorales.

El ministro evangélico Silas Malafaia y otros líderes evangélicos oran alrededor del presidente brasileño Jair Bolsonaro y la primera dama Michelle Bolsonaro. Foto: AFP

La instrumentalización de la fe

—¿Qué decisiones ha tomado Lula da Silva frente a esta situación?

—Lula publicó una carta a los evangélicos donde muestra que está en contra del aborto, a favor de la familia, cosas que son importantes para los evangélicos. Es interesante que Lula tenga que hacer este movimiento porque sabe que entre los evangélicos tiene una desventaja.

—Lula da Silva ha cambiado su posición respecto al aborto en las últimas semanas. ¿Este mensaje confuso podría ser visto como una debilidad?

—No creo que sea visto como una debilidad. Lula dice ‘estoy contra el aborto personalmente’, pero esta es una cuestión para el Congreso, para la Cámara de Diputados. No es una cuestión para el jefe del Poder Ejecutivo.

—Por otro lado, Jair Bolsonaro usa un eslogan recurrente: “Brasil sobre todo, Dios sobre todo”, y a Lula se le ha visto en actos públicos rezando. ¿Hay una instrumentalización de la religión por Lula y Bolsonaro?

—Sí, por supuesto, podemos decir que hay una instrumentalización de la religión. Es interesante no olvidar que las iglesias pentecostales que hoy apoyan a Bolsonaro —como Asamblea de Dios, Iglesia Universal— apoyaron a los Gobiernos del PT (Partido de los Trabajadores), el partido de Lula. Entonces apoyan a cualquier Gobierno. Tiene intereses pragmáticos, pero no estoy hablando mal de los evangélicos, sino de esas dos iglesias y quizá otras más.

Luiz Inácio Lula da Silva, asiste a una reunión con monjas, sacerdotes y otros miembros del clero, en Sao Paulo, Brasil, el 17 de octubre de 2022. Foto: AFP

Los riesgos que afronta la democracia brasileña

—En una campaña tan polarizada como esta, ¿cuál fue la importancia del voto religioso y qué tan determinante será este domingo 30 de octubre?

—Como politólogo y como ciudadano brasileño, tengo el deber de decir que Bolsonaro es un líder autoritario y es, en mi visión, la más grande amenaza para la democracia brasileña de los últimos años. Es increíble que tenga tantos votos, porque él habla cosas horribles. Decía que los presidentes de la dictadura militar brasileña que son personas buenas, que todos los brasileños eran libres en la dictadura. Es un líder autoritario, populista y autoritario. Entonces, ¿cómo es posible que quizás será reelegido? ¿Cómo los brasileños quizás van a reelegir a Bolsonaro? Creo que por dos o tres razones y una de ellas es el apoyo evangélico. El apoyo de los evangélicos es muy fuerte y Bolsonaro, en este sentido, tiene mucha ventaja en comparación con Lula.

No sé si tuvimos un año o una década tan polarizada como esta, quizás en los años 60, pero era otro contexto internacional. Bolsonaro está utilizando de una manera masiva la estructura del Estado para obtener beneficios electorales, cambiando los programas. Entre la segunda vuelta y la primera vuelta, Bolsonaro ha creado una serie de beneficios para obtener votos.

Nosotros, los politólogos, decimos que las elecciones en una democracia necesitan ser libres y justas. Estas elecciones en Brasil son libres, pero ya no son justas.

—¿Por qué ya no son justas?

—Por el uso de la estructura estatal para obtener beneficios electorales. Hay muchas denuncias en Brasil de abuso de poder religioso. Hay pastores evangélicos que coaccionan a sus feligreses para que voten por un político.

Estas son las elecciones más polarizadas en décadas en Brasil. Foto: AFP

La violencia en la campaña electoral

—Para usted, ¿la elección ya está cerrada o Lula tiene posibilidades? Dicho sea de paso, tampoco es un ciudadano ejemplar.

—No, muy lejos de perfecto. Lula ha sido arrestado, tiene muchas denuncias de corrupción, pero el nivel de amenaza a la democracia, en mi opinión, de Bolsonaro es mucho más grande, pero las encuestas muestran que Lula está un poquito adelante, dos o tres puntos porcentuales.

—En las elecciones también se han visto ataques, agresiones e incluso muertes. ¿Cuáles son los riesgos y retos que afronta una sociedad con estas características?

—La situación es muy triste. Personas con mi edad nunca hemos visto nada como vemos en Brasil. Es una desazón muy grande. Ayer, un exdiputado brasileño, arrestado en su casa, recibió a dos policías para arrestarlo y les disparó a los dos, y les tiró una granada de guerra.

Es increíble, porque hay una disputa muy fuerte entre el presidente Bolsonaro y el Supremo Tribunal Federal, que es quizá la más grande fuerza contra Bolsonaro. La Suprema Corte y el Tribunal Superior Electoral son dos cortes que están dificultando la vida de Bolsonaro.

Es triste, pero creo que la violencia va a aumentar. Tendremos más casos de violencia y no sabemos qué pasará si Bolsonaro pierde. Tengo una convicción de que no va a reconocer el resultado porque él lo ha dicho varias veces.

¿Una “autocracia electoral”?

—¿Cuáles son los retos que afrontará el próximo presidente de Brasil?

—Es un momento difícil. El Gobierno de Bolsonaro ha creado lo que llamamos aquí un ‘presupuesto secreto’. No es el único responsable, pero en los últimos años el Congreso brasileño se ha tornado más fuerte y ahora tiene el poder de usar parte del presupuesto sin prestar cuentas, sin decir para qué. Es una situación muy difícil entre el presidente y el Legislativo.

Bolsonaro ha utilizado el corazón del rey, el 7 de septiembre, que es el día de la independencia. Fue en realidad un día de campaña política.

—Para concluir, ¿qué cree que va a pasar en estos últimos días previos a las elecciones?

—Estoy muy preocupado, triste. Creo que la violencia va a aumentar hasta la elección, incluso después. Lo más grave es que creo que en 2023 tendremos un porcentaje de brasileños que no van a reconocer la legitimidad del Gobierno, lo que es una cosa muy difícil para la democracia. Hay una crisis de legitimidad de la democracia brasileña: si Lula pierde, muchos de los votantes no van a reconocer la victoria de Bolsonaro; lo mismo pasará Jair. Caminamos para ser una autocracia electoral.