Rusia pretende reforzar sus posiciones en el Ártico económica y militarmente y considera como principales amenazas el deseo de Estados Unidos de dominar los océanos y la expansión de la OTAN, según una nueva doctrina naval rusa, firmada este domingo por el presidente ruso, Vladímir Putin, con motivo del Día de la Armada rusa.
Con la estatua ecuestre de Pedro el Grande a su espalda, no en vano fue el zar que convirtió hace 300 años a Rusia en un imperio con una poderosa armada con salida al Báltico, Putin expuso sus ambiciones de grandeza justo cuando Occidente le ha condenado al aislamiento.
Para evitar ese ostracismo, Moscú anunció ayer planes de crear bases navales y centros de abastecimiento desde el Mediterráneo oriental a la región de Asia-Pacífico, el océano Índico y el golfo Pérsico, empeño que se verá apoyado por la construcción de portaaviones.
El documento de 55 páginas, que contiene la doctrina a la que hizo alusión el presidente ruso, denuncia el deseo de Estados Unidos de “dominar en las aguas mundiales” y el “acercamiento de la infraestructura militar de la OTAN a las fronteras rusas”, calificando estos movimientos como “principales amenazas” para Rusia.
Además, Moscú considera a la Alianza Atlántica, su viejo enemigo de la Guerra Fría, como una amenaza existencial y justificó su ofensiva en Ucrania, sobre todo por las ambiciones atlantistas de Kiev y el apoyo político y militar de Occidente al país vecino.
El Ártico se está “transformando en una región de competencia internacional, no solo desde el punto de vista económico, sino también desde el punto de vista militar”, estipula esta doctrina militar, difundida a bombo y platillo durante la celebración de un desfile naval en San Petersburgo (noroeste).
Una de las prioridades rusas es convertirse en uno de los líderes en exploración y explotación de los recursos del territorio ártico, especialmente de la plataforma continental rusa, a lo que aspiran otros países como EE. UU., Canadá, Noruega o Dinamarca.
En tanto, la guerra entre tropas rusas y ucranianas sigue indetenible. Ante el recrudecimiento de los combates en el Donbás, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió a los residentes en la zona controlada por Kiev en la región de Donetsk a que abandonen el territorio.
Tanto el Estado Mayor ucraniano como el Instituto de Estudios de la Guerra informaron de cruentos bombardeos rusos con artillería y aviación, aunque sin que el enemigo haya logrado avances importantes ni en el Donbás, ni en la región de Járkov, ni en el sur, en Jersón.
Al cierre de este informe, Ucrania negó el domingo haber llevado a cabo un ataque con drones contra la sede de la flota rusa del mar Negro en Crimea y calificó la acusación rusa de “provocación deliberada”.
Los combates continúan, lo mismo que las acusaciones mutuas de crímenes de guerra.
Putin, que anunció en 2018 un programa de rearme sin precedentes con armamento hipersónico, adelantó ayer que “en los próximos meses” la Armada recibirá los nuevos misiles de crucero hipersónicos Zircon, y destacó que “no tienen análogos en el mundo”, ya que su capacidad es prácticamente ilimitada.
La fragata Almirante Gorshkov portará dicho armamento y su mar de destino se determinará dependiendo de la seguridad de Rusia, explicó el presidente ruso.
Con un alcance máximo de unos 1.000 kilómetros, los misiles de crucero Zircon pertenecen a una familia de nuevas armas desarrolladas por Rusia que Putin califica de “invencibles”. Se han probado desde octubre del 2020.
Los misiles hipersónicos Kinzhal equipan los aviones de guerra MiG-31. Foto: Ministerio de Defensa de Rusia / AFP