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Tiroteo en Texas: padre de Salvador Ramos lamenta la muerte de su hijo y pide que no lo llamen “monstruo”

“Debió haberme matado a mí”, dijo el padre del tirador de Texas, quien fue abatido por las autoridades tras su llegada al lugar de los hechos.

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“Mataron a mi bebé”, dijo el padre de Salvador Ramos sobre su hijo, tirador que asesinó a 21 personas en Texas. Foto: composición LR / The Daily Beast / Texas Department of Public Safety

El progenitor de Salvador Ramos, quien lleva el mismo nombre que su primogénito, habló por primera vez del tiroteo perpetrado por su hijo el último martes 24 de mayo, cuando ingresó a la escuela Elemental Robb, en Uvalde (Texas). Allí, perdieron la vida 21 personas, entre ellas 19 niños, 2 maestras y, además, el propio asesino, que murió abatido por la Policía.

“Solo quiero que la gente sepa que lo siento, hombre, por lo que hizo mi hijo (…) Debió haberme matado a mí, ya sabes, en lugar de hacerle algo así a alguien”, señaló Ramos, de 42 años, en una entrevista con The Daily Beast.

Su hijo, también llamado Salvador, fue a la escuela tras disparar a su abuela en el rostro. El joven, de 18 años, estrelló su vehículo en el exterior del centro educativo, ingresó y abrió fuego contra una de las clases de cuarto grado mientras reía desquiciadamente, según cuentan los sobrevivientes.

Fue el tiroteo escolar más mortífero en los Estados Unidos en casi una década.

Ramos contó en la entrevista que se enteró del tiroteo luego de que su madre lo llamara para contárselo. Presa del pánico, contacto con la cárcel local para saber si su hijo estaba allí, solo para descubrir que ya no se encontraba con vida. “Mataron a mi bebé”, dijo.

Agregó: “Nunca volveré a ver a mi hijo, al igual que ellos no verán a sus hijos. Y eso me duele”.

A pesar de la espantosa masacre que llevó a cabo, Ramos insistió en que su hijo era “una buena persona” que “era fiel a sí mismo”. Afirmó no tener idea de por qué su hijo se volvió tan violento o por qué eligió atacar la escuela.

Sin embargo, cuenta que si había percibido algunos cambios en su primogénito: compró un par de guantes de boxeo y comenzó a practicar en un parque local. “Le dije: ‘Mijo, un día alguien te va a patear el trasero’”, recordó Ramos.

Cuenta, además, que no pasaba mucho tiempo con su hijo porque trabaja fuera de Uvalde y por la pandemia. Su propia madre sufría de cáncer y no podía arriesgarse a estar expuesto al coronavirus.

Agregó que su hijo se frustró con las precauciones por la pandemia de la COVID-19, hace aproximadamente un mes, y se negó a hablar con él. “Mi mamá me dice que probablemente él también me hubiera disparado, porque siempre decía que no lo amaba”, añadió.

El padre tiene un extenso historial criminal, que incluye una condena por agresión y lesiones físicas. Señala, además, que su otra hija, la hermana del tirador, se unió a la Marina y se distanció de él. “Mi hija, supongo, cambió su vida, se fue a la Marina”, expresó. “Desearía que mi hijo se hubiera ido y cambiado su vida”.

Ramos mencionó que su hijo tenía una novia en San Antonio, a quien él y su familia habían ido a visitar, pero no hizo más comentarios sobre la vida social del adolescente. “No quiero que lo llamen monstruo (…) no saben nada por lo que estaba pasando”, concluyó.

Texas, el santuario de las armas

Situado en una zona rural a una hora por carretera de la frontera con México, Uvalde está representado a nivel federal por un congresista conservador que se opone rotundamente a un mayor control de armas y en el Congreso estatal por dos legisladores que tienen posturas enfrentadas sobre el tema.

En la puerta de una iglesia, Efraín Nevárez, un agente retirado de la Patrulla Fronteriza, no cede ni un ápice en su rechazo a cualquier nueva medida que restrinja la posesión de armas, a pesar de que conoce a varias personas que han perdido niños en la masacre del martes.

Madre de Salvador Ramos dice que su hijo no era un monstruo

En tanto, en una entrevista para ABC News, la madre de Salvador Ramos, Adriana Reyes, aclaró que su hijo no era un monstruo, pero sí podía llegar a ser agresivo.

“Tenía una sensación incómoda a veces”, dijo la madre al corresponsal del citado medio, Matt Gutman, en una entrevista en su casa. “Él podía ser agresivo, si realmente se enojaba”, continuó.