David Frodsham trabajaba como jefe civil en una base aérea estadounidense, en Afganistán, cuando sus superiores del Ejército le ordenaron regresar a Estados Unidos en medio de múltiples denuncias de acoso sexual.
“No recomendaría volver a darle un puesto de autoridad, sino más bien iniciar medidas disciplinarias en su base”, escribió uno de los jefes militares, según un archivo de la investigación obtenido por la Associated Press.
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Sin embargo, cuando Frodsham regresó a su base de Fort Huachuca, en Arizona, en el otoño de 2015, volvió a trabajar como proveedor de servicios de tecnología de la información del Ejército, NETCOM, donde años atrás había ejercido como director de personal a cargo de 15.000 soldados y civiles.
Un año después, el hombre fue detenido en Arizona por encabezar una banda que abusaba sexualmente de menores, la cual incluía a un sargento del Ejército que publicaba material de explotación sexual infantil en internet. Un hijo adoptivo de Frodsham estaba entre las víctimas.
Frodsham se declaró culpable de cargos de abuso sexual en el 2016 y cumple una condena de 17 años de cárcel. Sin embargo, las investigaciones demostraron que las Fuerzas Armadas y el estado de Arizona no detectaron, o ignoraron, señales de alarma por más de una década, tiempo en el que habría abusado de su hijo y de otros menores.
“Hubiera sido un blanco obvio de los servicios de inteligencia extranjeros por su cargo y su ubicación”, expresó Frank Figliuzzi, ex subdirector de contrainteligencia del FBI. “Fort Huachuca es una de las instalaciones más delicadas en la parte continental de EE. UU.”.
Frodsham fue gerente de un programa de NETCOM antes de ser arrestado por abuso sexual de menores, según funcionarios del departamento de Relaciones Públicas de Fort Huachuca. Ellos evitaron contar si fue castigado a su regreso de Afganistán o si el Ejército lo consideró un riesgo.
Actualmente, dos de sus hijos adoptivos interpusieron demandas contra el estado por permitir que David y su pareja Barbara Frodsham adoptaran menores y vivieran en una casa donde fueron víctimas de abusos físicos y sexuales a lo largo de sus vidas.
Uno de ellos es Ryan Frodsham, quien informó al estado que David y Barbara Frodsham abusaban físicamente de sus hijos y no les permitían usar el baño a menos que dejasen la puerta abierta.
El joven dijo que su madre adoptiva nunca abusó de él, pero estuvo presente cuando David lo abusaba sexualmente en al menos dos ocasiones. “Sabía lo que pasaba”, aseguró.
Se espera que un tercer hijo adoptivo también interponga una demanda en el tribunal estatal de Cochise County de Arizona, de acuerdo con la abogada Lynne Cadigan, que representa a los tres.
Tras las demandas interpuestas al estado, el vocero del Departamento de Protección del Menor de Arizona, Darren DaRonco, sostuvo que “a pesar de todas las medidas de protección, la gente a veces logra evitar ser detectada. Sobre todo, si una persona no tiene antecedentes delictivos ni un historial de abusos de menores”.
Abogados de oficio y de otros de los acusados en el caso han pedido que se desestimen las denuncias en vista de que las leyes estatales ofrecen inmunidad a los empleados públicos por los errores de juicio o las fallas en las que puedan haber incurrido cumpliendo sus deberes.
Las leyes; no obstante, no ofrecen inmunidad a quienes incurren en “negligencia grave”, como aducen los hijos adoptivos de la pareja.
Por su parte, el estado sostiene que las denuncias de los hijos de Frodsham y lo que sucedía en su casa fueron manejadas apropiadamente.