Vladímir Vladímirovich Putin nunca da una puntada sin hilo. Al declarar la guerra a Ucrania, proclamó que uno de los objetivos de la avanzada militar rusa es “desnazificar” el país. Putin aludió a un episodio de la Segunda Guerra Mundial del 22 de junio de 1942, cuando las tropas alemanas invadieron Ucrania, en una época en que era parte de la Unión Soviética, y sectores de la población recibieron con los brazos abiertos a los nazis. Los nostálgicos exsoviéticos como Putin no han perdonado esa actuación a los ucranianos.
Tampoco los ucranianos han olvidado lo que hizo el régimen comunista en su agravio. Entre 1932 y 1934, alrededor de 4 millones de ucranianos murieron de hambre como consecuencia del programa de colectivización agraria forzada que impuso Josef Stalin. De modo que la llegada de los alemanes -especialmente para la gente del campo- representaba para los nacionalistas ucranianos la posibilidad de la independencia de la Unión Soviética. Muchos se sumaron a los contingentes organizados por los nazis para combatir al Ejército Rojo, fueron guardias en los campos de concentración e intervinieron en la detención y masacre de judíos, pero no fue mérito suficiente para los alemanes. Pronto sabrían que Adolfo Hitler los trataba con desprecio como Untermenschen (subhumanos), como lo hacía con los rusos y todos los que no fueran arios.
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”En Ucrania, una numerosa proporción de la población rural recibió al principio a las tropas alemanas ofreciéndoles, como era tradicional, el pan y la sal. Tras la colectivización forzosa de las granjas por orden de Stalin y la terrible hambruna que causó la muerte de millones de personas, el odio hacia los comunistas estaba muy extendido”, escribió el historiador Anthony Beevor.
Los comunistas rusos siempre han negado la hambruna que los ucranianos llaman Holodomor (“matar de hambre”). Se esforzaron siempre en borrar cualquier evidencia. Bajo esa concepción negacionista del Holodomor, Vladímir Putin fue formado en el Comité de Seguridad del Estado (KGB, por sus siglas enruso), organismo del que se convirtió en oficial.
”Entre 1933 y 1991, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) simplemente se negó a reconocer que hubiese tenido lugar hambruna alguna. El Estado soviético destruyó archivos locales, se aseguró de que los certificados de defunción no aludiesen a la inanición e incluso alteró los datos censales disponibles para ocultar lo sucedido”, relató la historiadora Anne Applebaum, especialista en el Holodomor. Mientras existió el KGB, encubrió la hambruna. Putin fue parte del KGB.
La guerra de Stalin contra Ucrania ahora la sigue Putin.
Durante la Guerra Patria soviética contra los alemanes, los ucranianos cumplieron un extraordinario papel. Se estima que hasta 8 millones de ucranianos se sumaron al Ejército Rojo, entre ellos el abuelo del presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, y varios miembros de su familia. Por eso mismo Zelensky se sorprendió por la declaración de Putin sobre la “desnazificación” de Ucrania, porque además es de origen judío. Los nazis arrasaron con los judíos ucranianos.
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En una reciente entrevista con el periódico germano Frankfurter Allgemeine Zeitung, Zelensky precisamente relató la dramática historia de sus ancestros: “De la familia de mi abuelo paterno solo quedó él. Todos los demás murieron. Mi abuelo, a pesar de ser joven, se unió al Ejército soviético. Sus hermanos mayores también fueron alistados y todos, excepto mi abuelo, murieron como soldados. Todos los demás de este lado de mi familia fueron fusilados porque eran judíos. Los niños también. En cambio, mi abuela y mi hermana menor fueron evacuadas a Uzbekistán. Su padre también luchó y regresó vivo del frente”.
Biógrafos de Putin como Steven Lee Myers, Hubert Seipel, Masha Gessen y Catherine Belton concuerdan en que Putin nunca abandonó la mentalidad KGB. Lo que hace con Ucrania lo confirma.
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