El Gobierno de Estados Unidos ordenó a las familias de los diplomáticos estadounidenses en Kiev, la capital de Ucrania, que abandonen el país “debido a la amenaza persistente de una operación militar rusa”, anunció el domingo 23 de enero el Departamento de Estado.
El personal local puede dejar la embajada si lo desea y los ciudadanos estadounidenses residentes en Ucrania “deberían considerar ahora” dejar el país en vuelos comerciales u otros medios de transporte, añade el comunicado oficial.
El anuncio del Departamento de Estado ocurre en medio de tensiones entre Rusia y Occidente, que teme una posible invasión rusa de Ucrania.
Aunque Rusia ha negado que esté planificando la invasión de Ucrania, los servicios de inteligencia occidentales han indicado que las autoridades militares rusas tienen alrededor de 100.000 soldados a las puertas del país.
En respuesta, Estados Unidos anunció la movilización de 8.500 soldados, aunque este martes el portavoz del Pentágono, John Kirby, dijo que su país no descarta preparar a más soldados ante un posible despliegue en el este de Europa.
Ucrania calificó de “prematura” y “excesiva” la decisión de Estados Unidos de retirar del país a las familias de sus diplomáticos, por miedo a una invasión rusa.
“Siempre respetando el derecho de los Estados extranjeros de garantizar la seguridad de sus misiones diplomáticas, consideramos que esta medida estadounidense es prematura” y “excesiva”, dijo el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores en Kiev, Oleg Nikolenko, en un comunicado.
El responsable de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, dijo este lunes que el bloque prefería no “dramatizar” y no seguirá por ahora la decisión de EE. UU. de retirar de Ucrania a los familiares de sus diplomáticos.
“No vamos a hacer lo mismo porque no conocemos ninguna razón específica (…) No creo que debamos dramatizar”, dijo Borrell, antes de una reunión de cancilleres europeos, que escuchará los argumentos del jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken.
Rusia inició este martes 25 de enero nuevas maniobras militares cerca de Ucrania y en la península anexada de Crimea, horas después de acusar a Estados Unidos de “exacerbar” las tensiones al poner en alerta a miles de soldados.
En las últimas semanas, tanto Rusia como los occidentales no han dejado de acusarse mutuamente de atizar la crisis, agravando el riesgo de un conflicto de envergadura. La acción diplomática sigue su curso, pero de momento sin resultados.
Las maniobras de Rusia anunciadas el martes implican a unos 6.000 militares, aviones de caza y bombarderos. Se están llevando a cabo en el sur de Rusia, cerca de Ucrania, y en Crimea, una península ucraniana que Moscú se anexionó en 2014.
En este contexto tenso, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se declaró “enormemente preocupado” por el hecho de que Estados Unidos pusiera en alerta, el lunes, a 8.500 soldados, que podrían apoyar la fuerza de reacción rápida de la OTAN, dotada de 40.000 efectivos. Sin embargo, no se ha decidido su despliegue.
Con información de EFE y AFP