Por Iker Seisdedos. El País
Joe Biden ha comprobado personalmente las consecuencias de la devastadora serie de tornados que el pasado viernes por la noche arrasó pueblos y granjas de seis estados del centro y el sur de Estados Unidos.
El presidente ha volado esta mañana a la zona más arrasada, en el extremo occidental de Kentucky, para transmitir a las víctimas el compromiso del Gobierno federal en la recuperación, que se prevé larga y costosa. “Nunca he visto una destrucción de esta envergadura por un tornado. Estaremos aquí el tiempo que haga falta”, ha dicho al llegar. Después, por la tarde, ha prometido que el Gobierno federal se hará cargo del “100% de los costes durante los 30 primeros días”.
El viaje tenía dos paradas, precedidas por un sobrevuelo en helicóptero por la región: Mayfield, la zona cero de la catástrofe, donde una fábrica de velas se llevó la peor parte, y Dawson Springs, pueblo de 2.000 habitantes que ha visto desaparecer barrios enteros al paso de las tormentas. Dos zonas especialmente pobres de uno de los estados más pobres del país.
Solo en Kentucky, donde se registró el más despiadado de la treintena de tornados (que se desplazó durante unos 320 kilómetros, una distancia inédita), se han contabilizado 74 muertos hasta el momento, aunque las autoridades esperan que esa cifra aumente; aún hay un centenar de desaparecidos. Los otros estados afectados, Illinois, donde en un almacén de Amazon perdieron la vida seis trabajadores, Misisipi, Misuri, Arkansas y Tennessee, suman otros 14 fallecidos.
Los hermanos Heath (i) y Tristan (d) Hudson se afanan en mitad la noche del sábado y con una temperatura bajo cero en arreglar el neumático de una ambulancia en Mayfield, Kentucky. Foto: EFE
Las autoridades han anunciado una investigación sobre las circunstancias en las que al menos ocho trabajadores de la fábrica de velas Mayfield Consumer Products hallaron la muerte, mientras se encontraban haciendo un turno extra para poder llegar a atender todos los pedidos navideños. Varios supervivientes han explicado que recibieron amenazas de que podrían ser despedidos si abandonaban la fábrica cuando saltaron las primeras alarmas por tornado. Uno de ellos dijo a The Washington Post que un superior le dijo que el viernes sería un día “como otro cualquiera” cuando aquel le expresó su preocupación por lo que los partes meteorológicos prometían para esa noche.
Todavía hay en Kentucky más de un centenar de personas en paradero desconocido sin que se sepa si están vivas o muertas.
Con al menos 88 fallecidos en 5 estados, la tormenta que generó más de 30 tornados se convierte en la más mortífera desde el 2011, cuando perdieron la vida 324 personas en una ola de más de 360 torbellinos que devastaron Alabama, Arkansas, Misisipi, Tennessee y Carolina del Norte, entre otros.