El Laboratorio de Criminalística de la Policía Nacional de Ecuador logró identificar 100 cuerpos de los reos asesinados el martes 28 de septiembre en una cárcel de Guayaquil, informó el último sábado la gobernación de la provincia del Guayas.
Esta es una situación que ha enlutado a múltiples familias en el Ecuador, incluida la de Daniel Villacís, un padre que tenía a tres de sus cuatro hijos en el Centro de Rehabilitación No. 1 de Guayaquil, donde los reos fueron asesinados por sus propios compañeros.
“Tengo tres ataúdes, tres muertos, tres muertos míos, así Dios da y Dios quita”, declaró Villacís brevemente al canal Ecuavisa.
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Muchas personas llegaron al penal de Guayaquil para exigir que les entreguen los cuerpos. “¿Están esperando que los muertos se pudran y lanzarlos a una fosa común?”, cuestionó una mujer.
El papa Francisco se mostró muy apenado por la “terrible explosión de violencia” entre bandas rivales en la cárcel guayaquileña y pidió que “Dios ayude a acabar con la plaga del crimen que esclaviza a los más pobres”.
“Estoy muy apenado por lo que ha pasado en Guayaquil, el Ecuador, una terrible explosión de violencia entre bandas rivales que ha provocado más de cien muertos y heridos. Rezo por ellos y sus familias y que Dios nos ayude para acabar con la plaga del crimen que esclaviza a los más pobres”, dijo el sumo pontífice tras el rezo del ángelus dominical en la plaza de San Pedro.
Dos motines en el Centro de Rehabilitación No. 1 de Guayaquil terminaron con un total de 118 muertos y 79 heridos.
El sábado 2 de octubre, los militares que controlan el recinto carcelario fueron recibidos con disparos.
Según la Policía, quienes dispararon fueron neutralizados y al momento la situación está bajo control.
Con información de EFE y Sputnik
Las escalofriantes imágenes que circulan sobre la matanza del martes en una cárcel de Guayaquil dejan espeluznantes testimonios como el de Marlene Palma, una madre que este viernes esperaba junto a una morgue municipal la restitución de la cabeza de su hijo.
“Yo ya entré. Lo que pasa es que no encuentran la cabeza para entregarme el cuerpo, porque lo decapitaron y lo quemaron.
Entonces estoy esperando el cuerpo. Ya entré y ya me ayudaron”, contó a Efe esta mujer del sur de Guayaquil, con un sorprendente tono sereno que contrasta con la dramática situación que vivió su hijo en prisión.
La desesperación y la impotencia por no tener información confirmada se ha apoderado de cientos de personas que buscan saber si entre los al menos 118 presos asesinados el último miércoles en la Cárcel Número 1 de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil estaban sus familiares.
“Mi hijo estaba en el pabellón donde ha habido más muertes y quiero saber si es que vive o no. No nos dan ninguna información, me encuentro desesperada”, dijo a Efe con la voz entrecortada Isabel Zambrano en el parque Samanes, del norte de Guayaquil.