La educación escolar fue uno de los sectores más afectados por la restricciones impuestas para controlar el nuevo coronavirus. Un reciente informe de Unicef señala que en Latinoamérica, más de 86 millones de niños aún no han regresado a clases. Asimismo, indica que esto pone en riesgo el proceso aprendizaje y los conocimientos adquiridos por los escolares antes de la pandemia de la COVID-19.
“Durante los últimos 18 meses, la mayoría de los niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe no han visto a sus profesores o amigos fuera de una pantalla. Los que no tienen internet, directamente no los han visto”, afirma Jean Gough, directora regional de Unicef.
La funcionaria, además, enfatiza en que no solo existe el riesgo de que los niños dejen de aprender, sino de que nunca regresen a la educación formal. “La educación virtual debe continuar y mejorar, pero está claro que durante la pandemia las familias más marginadas no han tenido acceso al aprendizaje”, agrega.
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También indica que la problemática es mucho más grave en los sectores más vulnerables, donde la deserción escolar era un problema frecuente desde antes de la pandemia. “Cada día fuera de las aulas acerca a los niños, niñas y adolescentes más vulnerables a la deserción escolar, la violencia de las pandillas, el abuso o la trata de personas”, manifiesta.
Por su parte, un informe de la Organización de Naciones Unidas afirma que cerca de 1.000 millones de niños alrededor del mundo se encuentran en riesgo de tener una “pérdida de aprendizaje” significativa a causa de la interrupción de las clases presenciales durante la pandemia de la COVID-19. También estima que un aproximado de 47 millones de escolares han retornado a las escuelas de forma progresiva.
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Al respecto, Irma Martínez, experta en temas de educación de Human Rights Watch, indica que ahora las autoridades deben enfocarse en fortalecer el sistema educativo. “El objetivo no debería ser simplemente volver a como eran las cosas antes de la pandemia, sino arreglar los defectos de los sistemas que durante mucho tiempo han impedido que las escuelas sean abiertas y acogedoras para todos los niños y niñas”, dice.