¿Es seguro que los niños regresen a las aulas?
Mientras en Perú se multiplican las voces que piden que los escolares retornen a las clases presenciales cuanto antes, en países como los Estados Unidos crece la preocupación por el impacto de la variante Delta en los menores de edad, que ha llevado a que las hospitalizaciones pediátricas alcancen su máximo histórico. Acudimos a los expertos: ¿es seguro que los niños vuelvan a las aulas este año? ¿Y qué condiciones mínimas tendría que haber para garantizar su salud?
Verlos de nuevo sentados en sus pupitres, escuchando a sus profesores, charlando con sus compañeros, seguramente sonriendo. Tal es el sueño de muchos padres y madres de familia al ver cada día a sus hijos o hijas acomodarse una vez más frente a la computadora, el televisor o la radio para aprender la lección. O al menos intentarlo.
En las últimas semanas ha crecido el reclamo ciudadano para que los escolares retornen a las aulas, sobre todo después de que el premier, Guido Bellido, descartó la reapertura total de los colegios para este año, en lo que constituyó un freno al plan de retorno a clases semipresenciales que había puesto en marcha la gestión anterior.
Instituciones como el Ministerio de Salud y UNICEF ya han advertido de los perjuicios a la salud mental que provoca mantener a los estudiantes en la virtualidad. La pregunta, sin embargo, es si es seguro volver a las aulas. Como indican algunos de los especialistas consultados para esta nota, numerosos estudios indican que sí, que los colegios no son espacios importantes de contagio. Pero la irrupción de la variante Delta en el mundo podría estar cambiando el estado de la situación.
–No, en mi opinión no es seguro [volver a las aulas]– dice el inmunólogo Juan More. –En un eventual escenario de que se abran los colegios, una gran proporción de menores se infectará y no desarrollará la enfermedad, pero habrá un porcentaje que sí lo hará.
More pide mirar lo que está ocurriendo en los Estados Unidos en estos días. Las autoridades de Salud están preocupadas porque la expansión de la variante Delta en el país está ocasionando que más niños se contagien, desarrollen la enfermedad y terminen hospitalizados. Lo explicó hace unos días Anthony Fauci, consejero presidencial en asuntos de Salud, y adelantó que las hospitalizaciones continuarán aumentando.
“Esta variante Delta es la peor pesadilla de todo especialista en enfermedades infecciosas”, dijo, por su lado, Mark Kline, médico jefe del Hospital de Niños de Nueva Orleans. “Había un mito, que los niños eran inmunes de alguna manera... Ha quedado muy claro que los niños son muy afectados”.
–Los colegios en los Estados Unidos no son lo mismo que los colegios en Perú y allá ya están teniendo problemas– dice Juan More. –Me pregunto yo: ¿cómo sería el problema aquí? Si la variante Delta se transmite más rápido, como la evidencia indica, que incrementa el riesgo de hospitalización, es muy probable que ocurra lo mismo aquí.
RIESGO DE CONTAGIO
La opinión del inmunólogo es compartida por otro especialista, Eduardo Verne, infectólogo pediatra de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
–En este momento yo diría que no deben volver. Estamos en vísperas de empezar una tercera ola y volver a clases [semipresenciales] es volver a tener problemas. Las olas han durado medio año, aproximadamente. ¿En plena tercera ola vamos a estar enviando a los chicos al colegio? Y va a ser una tercera ola de los no vacunados– dice.
Verne es consciente de que los estudios señalan que los menores tienen muchas menos probabilidades de enfermarse gravemente, pero anota que ese no es el principal riesgo de tenerlos nuevamente juntos en las aulas: el riesgo –dice– es que se contagien entre ellos y contagien a sus familiares.
El infectólogo menciona un estudio recientemente publicado en JAMA Pediatrics que afirma que, contra lo que señalan diversas investigaciones precedentes, los niños pequeños sí pueden ser transmisores importantes del virus. ¿Por qué pensamos durante tanto tiempo lo contrario? Según los investigadores, porque durante todo el año pasado los más chicos fueron de los más protegidos dentro de los hogares y, al mismo tiempo, a los que menos se les hacía pruebas. Todo eso “contribuyó a la impresión de que este nuevo virus perdonó a los niños pequeños”.
–Ese niño contagiado llega a casa y puede contagiar al abuelito, que ya está vacunado, es verdad, pero que si tiene un sistema ya en declive, podría tener una respuesta no tan adecuada y con una respuesta inadecuada más un virus que podría ser más activo que el anterior, ese abuelito se podría enfermar– dice.
SÍ AL RETORNO
Uno de los expertos que más ha revisado la evidencia sobre la seguridad de los colegios frente al coronavirus es el epidemiólogo Gabriel Carrasco-Escobar.
Como líder del equipo de epidemiólogos que asesoró al Ministerio de Educación en la estrategia de retorno a clases, durante los últimos meses él puso a disposición de la gestión del exministro Ricardo Cuenca los informes que señalaban que las instituciones educativas no eran escenarios importantes de contagio.
Por esta razón, Carrasco-Escobar considera que los escolares peruanos sí deberían volver a las aulas este año, al menos de forma semipresencial.
–La evidencia demuestra que el riesgo de transmisión en contextos educativos es bastante bajo si se siguen los protocolos– dice. –Es más probable que un niño se contagie estando en casa que estando en el colegio.
Incluso, el especialista cree que, ante un escenario de tercera ola, los colegios que abrieron podrían cerrar sin problemas.
Residente de San Diego, California, Carrasco-Escobar está al tanto de la preocupación que ha generado en los Estados Unidos el avance de la variante Delta y el aumento de los contagios entre los niños. Pero él hace notar que ante este escenario la reacción no ha sido cerrar los colegios. La reacción ha sido fortalecer la vigilancia genómica del virus.
–En el Perú lo que debemos fortalecer es la respuesta ante un posible brote en una institución educativa– dice. –En el caso de que tengamos un brote o múltiples brotes simultáneos, nuestra respuesta al brote va a ser muy lenta, y ahí es donde se tiene que fortalecer el trabajo.
¿Y en qué debe consistir esa respuesta? Para comenzar, dice, en la vigilancia de los síntomas en los niños. Una vez que haya una sospecha, se debería hacer una confirmación de laboratorio, que tendría que estar a cargo de personal del Minsa. Y, en caso de confirmación, hacer el rastreo de los contactos.
–¿El Minsa tiene la capacidad de hacer todo este trabajo hoy? Es poco realista– dice.
Según Carrasco-Escobar, uno de los principales factores que permitió que en otros países se abrieran los colegios mucho más rápido que en Perú fue el compromiso de las autoridades de salud con esta misión.
–Debe haber un plan para la vigilancia y la respuesta a brotes en los colegios– dice. –La respuesta tiene que ser rápida y esa rapidez es lo que le va a dar confianza a los padres de familia.
Juan More, por su parte, dice que el gobierno debería promover que las empresas que nos venden sus vacunas realicen en Perú ensayos dirigidos a menores de edad. No debería tomar más de tres meses saber si son seguras. Mientras tanto, él espera un plan que asegure que se vigilará la presencia del virus en las aulas y se actuará rápidamente para contenerlo.