El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, afirmó este miércoles 6 de diciembre que Brasil está “una maravilla”, un día después de haber dicho que el país estaba en bancarrota y que él no tenía condiciones de remediarlo. Según el mandatario, se trató de una “confusión” que atribuyó a la prensa y generó críticas sobre su aparente incompetencia.
“¿Vieron la confusión de ayer? Que yo dije que Brasil estaba quebrado, pero no. Brasil está bien; está de maravilla”, dijo el líder de la ultraderecha brasileña en un intento de minimizar la polémica que provocó con su declaración sobre el grave estado de las finanzas del país, desmentida por economistas y hasta por sus aliados.
“Esa prensa sinvergüenza provocó una ola terrible con ese asunto. Para la prensa lo bueno era cuando Lula y Dilma (los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff) gastaban 3.000 millones de reales (unos 577 millones de dólares) por año con ellos”, agregó el jefe de Estado al atribuir la polémica a la prensa.
Así como la víspera, Jair Bolsonaro dio su declaración ante un grupo de seguidores que lo esperaba frente al portón del Palacio de la Alvorada, la sede de la Presidencia brasileña.
En la víspera, el gobernante había dicho que la economía fue afectada por la crisis generada por la COVID-19, pero que la prensa se había encargado de agravar la situación al magnificar los efectos de la pandemia.
“Brasil está quebrado. Yo no consigo hacer nada. Quería modificar la tabla del impuesto de renta, pero no pude”, afirmó al ser interrogado sobre si adoptaría alguna medida para ayudar a la población más pobre, como reducción de impuestos, tras haber extinguido los subsidios que concedió a diciembre entre los más vulnerables para ayudarlos a paliar la pandemia.
Después de su declaración, varios economistas y dirigentes políticos lo criticaron por una afirmación sin fundamentos y que puede ahuyentar los inversores.
Afirmaron que, pese al gigantesco déficit de las cuentas públicas y a la deuda pública récord, Brasil tiene condiciones de honrar sus compromisos por lo que no puede decirse que el país está quebrado.
Los analistas y el equipo económico del Gobierno dijeron igualmente que, tras la retracción provocada por la pandemia, la economía brasileña se está recuperando aceleradamente y debe concluir 2021 con una fuerte expansión.
En la polémica tuvo que terciar hasta el ministro de Economía, Paulo Guedes, que estaba en vacaciones y concedió una entrevista para aclarar que la “quiebra” citada por Jair Bolsonaro se refiere a las cuentas públicas y no a la situación de la economía en general.
“Él se está refiriendo, evidentemente, a la situación del sector público, que está en una situación financiera difícil, ya que, tras los excesos de gastos de los gobiernos anteriores, el primer gobierno que llegó hablando de fuerte corte en los gastos fue fulminado por la pandemia. Estamos reconociendo la dificultad de la situación, pero la estamos enfrentando”, dijo Guedes.
Según las últimas proyecciones del Gobierno y de la economista, Brasil terminó 2020 con una contracción económica de cerca del 4.5%, la mayor para un año en varias décadas, pero un porcentaje muy inferior al que se preveía en los primeros meses de pandemia, cuando el FMI calculaba que Brasil se retraería cerca del 9%.
Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia, el segundo con más muertes después de Estados Unidos, con casi 200.000 óbitos, y el tercero con más casos después de EE. UU. y de India, con unos 7,8 millones de contagios.