La nueva variante del coronavirus en el Reino Unido ha provocado que se tomen nuevas medidas. El lunes pasado, el primer ministro, Boris Johnson se reunió de urgencia después de que numerosos países haya cortado toda la conexión.
Aunque no parece más letal que las anteriores, esta variante es hasta un 70% más contagiosa, afirmó durante el fin de semana el ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, reconociendo que estaba “fuera de control”.
Por ese motivo, y contradiciendo todas sus promesas, el domingo el ejecutivo de Boris Johnson volvió a confinar repentinamente a los 9 millones de londinenses y a 7 millones de personas más en el sur del país, donde las familias no podrán ya reunirse en Navidad.
El Reino Unido, uno de los países más afectados de Europa por la COVID-19, tiene más de 67.000 muertes confirmadas y un récord de casi 36.000 nuevos casos el domingo, informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hancock reconoció que en este contexto será “difícil” contener la pandemia hasta que la campaña de vacunación llegue a una gran parte de la población.
El Reino Unido fue el primer país del mundo en aprobar la vacuna Pfizer/BioNTech y el primer país occidental en empezar a distribuirla, el 8 de diciembre.
Hasta ahora, se ha suministrado a unas 400.000 personas -ancianos, cuidadores y personal sanitario- la primera de las dos dosis necesarias.