El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, insistió este jueves 26 en su transmisión semanal por redes sociales que no tomará la futura vacuna contra el nuevo coronavirus y puso en tela de juicio, sin aportar pruebas, la eficacia del uso de la mascarilla para evitar los contagios entre la población.
El mandatario reafirmó su intención de que, si algunos de los ensayos clínicos es aprobado por las autoridades sanitarias, “no tomará la vacuna” contra la COVID-19 porque considera que su aplicación “es un derecho” y no una obligación.
“Voy a decir para ustedes que no voy a tomarla, es un derecho mío. Y estoy seguro de que el Parlamento no va a crear dificultades para quien, por ventura, no quiera tomar la vacuna”, expresó el gobernante en su transmisión semanal por la red social Facebook.
“Es una decisión personal, no sabemos aún, nadie conoce bien el virus y cuáles son sus posibles efectos colaterales”, subrayó.
En su opinión, obligar a vacunarse contra la COVID-19 es algo propio de una “dictadura” y quien lo defiende es un “un falso dictador que está a fin de hacer negocio con la vida de los otros”.
Bolsonaro, uno de los líderes mundiales más escépticos sobre la gravedad de la pandemia, también negó que alguna vez se haya referido a la COVID-19 como una “gripecita”, un término que usó al menos en dos ocasiones públicamente, una de ellas en un pronunciamiento en la red nacional a radio y televisión.
“El personal de la prensa, la gran prensa, dijo que llamé ‘gripecita’ la cuestión de la COVID-19”, pero “no existe un vídeo o un vídeo mío hablando de esa forma”, aseguró, aunque así lo hizo en las dos ocasiones mencionadas, las cuales se produjeron en marzo de este año.
Brasil es uno de los países del mundo más azotados por la pandemia del nuevo coronavirus, junto con Estados Unidos e India, al contabilizar 171.460 muertes y 6,2 millones de contagios, según el último balance oficial.