Luego de que el laboratorio Pfizer diera a conocer al mundo entero de que la eficacia de su vacuna contra el coronavirus fue del 95 % a partir de los 28 días después de la primera dosis, la misma empresa junto a su socia alemana BioNTech anunciaron el último viernes que solicitarán una autorización de emergencia a la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) para suministrar su dosis a los principales grupos de riesgo, probablemente a mediados o durante las últimas semanas de diciembre, según anunciaron en un comunicado.
Si “todos los actores, entre ellos gobiernos, empresas farmacéuticas y la cadena logística hacen un buen trabajo, podemos vacunar entre 60% al 70% de la población de aquí al invierno de 2021”, subrayó Sahin, cofundador de BioNTech, con sede en Maguncia (oeste de Alemania).
“Si lo logramos, podemos tener un invierno normal, sin nuevo ‘confinamiento’”, agregó el científico.
Este anunció no le cayó muy bien al todavía presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien tiene los días contados como inquilino de la Casa Blanca. El mandatario denunció, sin pruebas, una presunta conspiración que los datos preliminares de la vacuna para la Covid-19 no se hayan publicado hasta después de las elecciones para perjudicarlo y acusó de lleno a la farmacéutica Pfizer.
“Se me puso aquí para hacer un trabajo, y Pfizer y otros iban adelante con las vacunas, ustedes no tendrían una vacuna en otros cuatro años si no fuera por mí, porque la FDA nunca hubiera sido capaz de hacer lo que ha hecho si yo no los hubiera forzado a hacerlo”, dijo Trump a los periodistas.
Además, agregó enfático, pero sin pruebas: “Pfizer y otros incluso decidieron no evaluar los resultados de su vacuna, en otras palabras, no sacaron una vacuna hasta después de las elecciones. Eso es por lo que yo hice para favorecer a naciones”.
Pfizer no pidió fondos del Gobierno de Trump para el desarrollo de la vacuna, aunque sí llegó a un acuerdo con Washington por valor de casi 1.950 millones de dólares.