Una pelea de boxeo clandestino en República Dominicana acabó en tragedia. Un joven se convirtió en el asesino de su amigo, luego de propinarle un brutal nocaut que acabó con su vida el 31 de abril en la provincia Hato Mayor en pleno toque de queda por la COVID-19.
El asesino identificado con las iniciales R. J. T., por ser menor de edad, pidió perdón a los familiares de su mejor amigo, Julio César Palmero de 18 años, al mismo tiempo que les solicitó le permitan asistir al sepelio para despedirlo.
“Yo le pido a la familia que me perdonen y que me dejen ir a su entierro, me pueden llevar esposado, con policía, no importa, yo lo que quiero es verlo”, expresó al ser entregado a las autoridades por el Comité Dominicano de los Derechos Humanos.
El joven aclaró que no acostumbraban pelear, y que tan pronto lo vio desplomarse al pavimento fue a socorrerlo. Agregó que él no quería boxear pero que el occiso, Julio César Palmero insistió tanto hasta que finalmente se puso los guantes, “para pasar lo peor”.
El padre de la víctima reveló que no actuará en venganza contra el joven que accidentalmente mató a su hijo. "No me anima ningún tipo de rencor, eso ocurrió entre muchachos, nadie imaginó que iba a pasar ese accidente”, sostuvo.
Palmero negó que haya presentado una querella contra el joven y lamentó que las autoridades no le hayan permitido despedirse de su hijo. “No soy un hombre de rencor, lo que pasó fue un accidente y quiero tener mi conciencia tranquila”, dijo.
Al cadáver de Julio César Palmero se le practicó una autopsia para determinar la real causa de muerte. Luego los restos fueron regresados a la provincia Hato Mayor y de inmediato enterrados en el cementerio municipal, con la asistencia del padre, dos hermanos y varios amigos.