Las mascarillas se han convertido en una de las herramientas de defensa contra el coronavirus más usadas en el planeta, tanto que algunos países temen una especie de guerra para adquirirlas.
China, que ha contenido el brote del coronavirus en las últimas semanas, ha desplegado una diplomacia activa de colaboración con otras naciones que padecen el SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19.
En Alemania, otro país que ha destacado por su accionar contra la COVID-19, recibieron unas 11 millones de mascarillas de China que resultaron ser “una basura”, según el diario local Der Spiegel.
Alemania ha continuado sus importaciones de mascarillas. Foto: difusión
En una información revelada el viernes 24 de abril el dueño de la empresa importadora aseguró que los barbijos llegaron con los filtros en mal estado y con las cintas rotas. “Todas basura”, añadió.
El mismo día Wolfgang Ainetter, jefe de comunicaciones del Ministerio Federal de Transporte e Infraestructura Digital, le respondió por Twitter al famoso medio alemán.
“El hecho es que el ministro, Andreas Scheuer, ha traído millones de máscaras protectoras TRABAJADORAS a los alemanes. Todas las máscaras de chatarra se han quedado en China porque se revisaron antes del envío”.
En su tuit, que también fue compartido por Scheuer, añadió: “En Alemania solo llegaron mascarillas certificadas”.
En la sesión parlamentaria de este domingo 26 de abril el Gobierno de la canciller alemana Angela Merkel reconoció que Pekín intentó influir en sus autoridades para que valorase positivamente el manejo de la pandemia del coronavirus.
El gabinete tuvo conocimiento de “contactos de diplomáticos chinos con funcionarios alemanes con el propósito de lograr valoraciones positivas del manejo de la pandemia por parte de la República Popular China”.
Funcionarios del Ministerio del Interior fueron contactados por diplomáticos chinos con ese propósito, de lo cual se alertó al departamento de Exteriores. Empero el Ejecutivo no accedió a los deseos chinos, refiere EFE.