Ash Graham busca todos días a Kozi, su perro que desapareció luego que el incendio forestal que azota a Australia, causara estragos en su pueblo. Desde entonces, Graham, que es bombero, no ha dejado de buscarlo desesperadamente.
Todos los días se levanta de su pequeña carpa en la que duerme desde que se quedó sin casa por el incendio forestal que azota a su país para luego pasar el día buscando a Kozi, entre lechos y personas quemadas.
“Es mi compañero. Siempre me ha apoyado. No puedo quedarme quieto hasta que lo encuentre”, dice Graham.
Su esposa, Melanie, falleció de cáncer hace un año. Solo conserva su camioneta y unas pocas pertenencias en el patio de estación de bomberos, el último lugar donde vio a Kozi, antes de que saliera huyendo hacía rumbo desconocido.
Ash recuerda que lo había dejado en la estación, mientras recorría la zona exhortando a la gente que abandone el lugar. Kozi se soltó por miedo a las llamas que se acercaban al local de bomberos.
El pequeño pueblo de Ash Graham, Nerrigundah, en el sudeste de Australia, es uno de los sitios más golpeados por los devastadores incendios de las últimas décadas. Aproximadamente dos tercios de las casas fueron destruidas.
Hasta la fecha, los incendios forestales en Australia se ha cobrado la vida de 27 personas y ha destruido más de 2 mil viviendas.